Primer libro de Lankhmar (3) – Espadas en la niebla

Con un poco de retraso, prosigo con el análisis de la serie de Fafhrd y el Ratonero Gris, pasando al tercer volumen del ciclo (incluido todavía en el primer tomo de la reciente recopilación de Gigamesh), que recibió por título «Espadas en la niebla» («Swords in the mist«, 1968).

Pese a su ordenación según la cronología interna, «Espadas en la niebla» bien podría considerarse también el punto de partida de la serie, pues fue el primer volumen publicado por ACE Books en su recopilación canónica, y eso que no incluye los primeros relatos publicados de la pareja de truhanes… aunque sí el primero escrito. Todo esto requiere un poco de historia.

Primer libro de Lankhmar

La primera antología, «Two sought adventure«, fue publicada por Gnome Press en 1957 (y sirvió luego de base para la edición de 1970 de «Espadas contra la muerte«, de ACE). Por aquel entonces no había casi nada más publicado (de la excepción hablaré más adelante), y allí quedó todo.

Entonces, a finales de 1958 hubo un cambio editorial en Fantastic, un revista nacida en 1952 y que había estado experimentado problemas para consolidarse. La nueva editora, Cele Goldsmith, decidió dedicar el número de noviembre de 1959 a Fritz Leiber, y aunque estuvo orientado más hacia la ciencia ficción, lo cierto es que incluyó la primera historia de Fafhrd y el Ratonero Gris publicada en seis años, «Malos tiempos en Lankhmar». Durante los dieciséis años siguientes, bajo distintos editores, Leiber publicaría en Fantastic otras diez historias de distinta extensión, que constituirían la columna vertebral de la compilación de ACE Books… pero para pasar a este punto tenemos que hacer un alto en el camino y mirar hacia Tolkien.

En 1965 ACE Books se aprovechó de una laguna legal para publicar una edición no autorizada (ni, por supuesto, remunerada) de «El Señor de los Anillos», la primera que veía la luz en Estados Unidos. El escándalo fue mayúsculo, y con la edición oficial de Ballantine, le llovió a ACE tal alubión de críticas que se vieron obligados a pagar a Tolkien por lo ya comercializado y a desistir de futuras reimpresiones. Como efecto colateral, la fantasía se puso de moda, algo que capitalizó primero la propia Ballantine con su mítica Adult Fantasy Series.

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De repente, todo el mundo miraba hacia el pasado para ver qué podía relanzar, aprovechando la redescubierta hambre del público por la fantasía. Ballantine se había quedado con los clásicos, Gnome Press había quebrado en 1962, Lancer fue más lista y se hizo muy pronto con los derechos de Conan (su recopilación canónica se empezó a publicar en 1966, aunque tras quebrar en 1973 la completó ACE) y ACE optó en 1968 por Leiber, dejando pasar en principio los textos ya compilados por Gnome Press.

Así llegaron los tres primeros volúmenes de la saga de Fafhrd y el Ratonero Gris: «Espadas en la niebla», «Espadas contra la magia» y la novela «Las espadas de Lankhmar», todos ellos publicados en 1968 y recopilando material aparecido en Fantastic (con algún que otro relatillo corto como conector). En 1970 ACE Books completó la saga con un volumen de orígenes («Espadas y demonios«) y la reedición ampliada de «Two sought adventure» en forma de «Espadas contra la muerte» (cuyas respectivas historias editoriales ya ha contado), y a partir de ahí fue sacando un nuevo libro a medida que existía suficiente material, hasta completar los siete del ciclo de Lankhmar… aunque eso es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

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Centrándome ya en el contenido de «Espadas en la niebla», el volumen comienza con el relato «La nube de odio» (Fantastic, 1963), un ejemplo de fantasía eminentemente urbana, en la que la ciudad de Lankhmar y sus habitantes constituyen ya un elemento imprescindible de la serie. También es de destacar, aparte de ser uno de los textos más decididamente emparentados con el terror de la saga, su tratamiento satírico de la religión y la sociedad, características que lo convierten en predecesor directo del Mundo Disco de Terry Pratchet, algo que resulta aún más evidente con el segundo relato del volumen.

«Malos tiempos en Lankhmar» (Fantastic, 1959) es el cuento con el que Leiber retomó a sus personajes más característicos, apreciándose un importante cambio en cuanto a orientación de las historias, que se alejan de los arquetipos clásicos de la espada y brujería que caracterizaron su producción original para abrazar decididamente el humor. Un humor satírico, que nos presenta una calle de Lankhmar donde las diversas religiones compiten por sus fieles, adelantando y atrasando en la fila en función de su popularidad, y donde la codicia y el negocio importan tanto o más que la espiritualidad.

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«Su amante, la mar» es un texto breve de conexión, escrito expresamente para la compilación, y como en todos los casos similares, no merece mucha atención, pues se limitan a tratar de explicar algún cambio brusco de escenario, como el que da paso a «Cuando el rey del mar está fuera» (Fantastic,1960), una narración que recupera los motivos y atmósferas típicos de Weird Tales, aunque con un giro irónico, que matiza lo fantástico del escenario y la situación con unas reacciones e intereses por parte de los protagonistas muy poco heroicos (y no me refiero a que muestren cobardía… más allá de la lógica preocupación por la propia integridad física, sino por su cualidad mundana, de tipos corrientes en situaciones extraordinarias).

El quinto relato, «El ramal errado», supuso a buen seguro todo un desafío, pues es otro de esos minirrelatos de conexión sobre el que descansa la responsabilidad de negar, ni más ni menos, todo lo que se conocía hasta entonces de Fafhrd, el Ratonero Gris y su mundo. Esto es así porque da entrada a un texto que precede a todo el resto, de una época en que ambos no eran más que dos personajes, descontextualizados, surgidos de la mente de Fritz Leiber y Harry Otto Fischer.

En 1934, durante un intercambio epistolar entre ambos, surgió la semilla del mundo de Lankhmar: dos antihéroes, un norteño gigantón y un ladronzuelo pequeñajo, que pese a sus diferencias (y ocasionales desencuentros) son grandes amigos. La primera narración de Leiber, inspirada en este intercambio, fue «El gámbito del iniciado», una novela corta completada en 1936 pero inédita hasta 1947, cuando apareció en la primera antología personal de Leiber «Night’s black agents» (previniendo así probablemente que formara parte de la posterior de Gnome Press).

Espadas entre la niebla

Es una historia singular, entre otros motivos, porque no está ambientada en el mundo de Newhon, sino en algún momento inespecífico de la edad del bronce (posiblemente en torno al 1.800 a.C.) en Oriente Próximo, a orillas del Mediterráneo. Justificar esto obligó a Leiber a hablar de mundos paralelos, de misiones secretas instigadas por criaturas arcanas, de héroes que tienen su reflejo en múltiples universos… y todo ello por respetar la redacción original, que da inicio a la aventura en una taberna de Tiro, donde Fafhrd descubre que sus potenciales amantes acaban transformadas en gorrinos (para hilaridad del Ratonero Gris… hasta que descubre que sus propios ligues se metamorfosean en caracoles gigantes).

La narración que sigue presenta una búsqueda de respuestas un tanto inconexa, impulsada una y otra vez a fuerza de injerencias externas que van sacando a la pareja de cada atasco sin excesiva sutileza. Más interesante que la trama es quizás la ambientación, donde se aprecia (mucho mejor que en posteriores textos) la deuda con autores clásicos del pulp como Abraham Merritt o, sobre todo, Clark Ashton Smith.

Lo que diferencia a Leiber, ya en esta fase temprana del desarrollo de su estilo, es el humor soterrado, que matiza el horror, e incluso la propia fantasía, con una ironía que tiene un poquito de autoparódica. Fafhrd y el Ratonero Gris no encajan ni el molde del héroe pulp ni el de la no menos arquetípica víctima propiciatoria de poderes más allá del entendimiento humano. Son, como bien indicó su primera antología, dos amigos en busca de aventura, y es esa humanidad, esa cercanía con el lector, su principal virtud… aunque también su principal limitación.

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El ciclo no ha acabado recibiendo el apelativo «de Lankhmar» por casualidad. La ciudad (y hasta cierto punto el mundo de Newhon) los complementa, los resalta, les ofrece lo que quizás por sí solos son incapaces de alcanzar. Una perfecta combinación de escenario y personajes.

No hace falta ir muy lejos para comprobarlo. Sin despreciar al resto, sin duda la mejor historia de este volumen es «Malos tiempos en Lankhmar».

Agradezco a Gigamesh el envío de un ejemplar del «Primer libro de Lankhmar» para su reseña en Rescepto.

Otras opiniones (del volumen completo):

Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:

Serie de Lankhmar

~ por Sergio en noviembre 28, 2014.

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