Malos sueños

“Malos sueños” es una colección de relatos publicada en 2006, los más de ellos con cierto componente fantástico, asumiendo a menudo tintes levemente surrealista (aunque sean capaces de convencerte de que, en el fondo, debe de haber una lógica estricta actuando ahí… sólo que es una lógica alternativa, y quizás incluso mejor.

De cualquier forma, yo tendría (y que el autor me perdone), un título alternativo para la antología. Yo anunciaría en letras bien gordas y llamativas, justo por debajo de la máscara que ilustra la portada: “¡Bienvenidos al Maloverso!”

Por imperativos blogueros autoimpuestos, he ido descubriendo la producción de Roberto Malo en orden casi inverso al de publicación. Se trata de un conjunto tan sorprendentemente diverso como coherente. Tan pronto puede estar ofreciendo un guión cinematográfico como una serie de microtextos que conforman una novela, o un puñado de relatos como en el libro que nos ocupa. Sin embargo, hay constantes inalterables. Una es el humor (que puede ser negro como el carbón), que impregna todos los textos y los dota (en general) de un optimismo desbordante (aunque en este primer tomo es posible encontrar algún contrapunto). Las otras dos son temáticas. Un porcentaje altísimo de la ficción de Roberto versa sobre, al menos (la concomitancia no es infrecuente), una de estas dos cuestiones: el sexo y los sueños.

Los tres ejes, humor, sexo y sueños, sustentan un universo tan convincente que a menudo hace pensar que es nuestro día a día cotidiano la realidad alternativa, que efectivamente alguien se está encontrando por ahí, en un prado, un centenar y pico de monedas de euro (y de dos euros), que a la que se descuida…; o que al ir a ver una película puedes encontrarte, sin saberlo, en la misma sala que un contador de personas (lo cual quizás no sea una buena noticia); o que más nos vale vigilar bien dónde dejamos el carnet de identidad… por si las moscas.

Pero los ejes por sí solos no bastan para describir el Maloverso. Falta la perspectiva desde la cual Roberto Malo nos los muestra. El humor, por ejemplo, nunca es cínico, sino abierto. No ha lugar a reírnos de los personajes, sino tan sólo de las situaciones en que se encuentran o del modo en que se enfrentan a ellas. Y qué decir de los sueños… Son a menudo tan importantes como la vigilia, hasta el punto que cuesta decidir cuál es reflejo de cuál, y la relación de subordinación habitual se anula o incluso se invierte. Me dejo para el final el sexo, todo un error comentando los cuentos de “Malos sueños”, porque son pocos los que se escapan sin su referencia, e incluso en unos cuantos de ellos es el motivo principal. Además, no es nunca una fuente de conflicto para los protagonistas, sino un motivo más para disfrutar de la vida (y, por añadidura, ahora que no nos oye nadie, puedo revelar que Roberto es en el fondo un romántico).

Como en toda antología, la satisfacción que procuran los cuentos difiere. Hay alguno que, cosa extraña, cae un poco demasiado cerca de lugares comunes o giros fáciles (como “Advertencia”), pero esto queda sobradamente compensado con otros relatos como “Veo por ti”, “Monedas”, “El tren” o “La identidad”. De todas formas, el que más me ha gustado es uno que diverge bastante del resto (uno de los dos que exploran el lado amargo de la vida y, sin duda, el más negro). Me refiero a “El contador de personas”, un relato que aúna experimentación formal (a Roberto le gusta jugar con el lenguaje, y no discrimina entre forma y fondo a la hora de expresarse) y retrato psicológico (con un poco de mala leche en forma de broma macabra). Es un texto muy bien construido, que juega con el lector y utiliza, en su simplicidad, una gran variedad de recursos para asestar al final un golpe seco y demoledor (supongo que, en cierta forma, es significativo que yo me decante por él, pudiendo haber elegido el mucho más optimista, e igualmente ingenioso, “Veo por ti” o el evocador “El tren”).

“Malos sueños” es, sin duda, una magnífica puerta de entrada al Maloverso y, quién sabe, tal vez un semillero de desarrollos que aún tienen que germinar. Cuando lo hagan, estoy seguro de que serán perfectamente reconocibles como pertenecientes a este universo tan peculiar que Roberto está construyendo con sus ficciones… y también sé que no dejará de sorprenderme la forma final que adopte, pues lo único previsible en él es que vale la pena seguir su evolución.

Otras opiniones:

Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:

~ por Sergio en agosto 8, 2010.

3 respuestas to “Malos sueños”

  1. Hola, Sergio. Me encanta lo de «Maloverso». Y tienes, de nuevo, muy buen ojo en tus preferencias: «El contador de personas» también es mi cuento favorito.

    Un abrazo.

  2. Porque por éste ya no puedes ganar un Ignotus que si no…

  3. Lo mismo digo: bien merecería algún premio. Muy buena la reseña, Sergio. No puedo estar más de acuerdo con lo que expones.

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