El lado oscuro de la Tierra

El período dorado de Alfred Bester se extendió entre 1950 y 1959. A él corresponden sus dos novelas más famosas: «El hombre demolido» (justa ganadora del primer premio Hugo en 1953) y «Las estrellas mi destino» (1956), así como una quincena de relatos. A partir de ese momento, su producción de ciencia ficción se vio seriamente reducida, mientras dedicaba su tiempo a otras empresas. Su siguiente novela («Computer connection«) tuvo que esperara a 1975 y en esos dieciséis años apenas llegó a publicar ocho relatos.

Casi toda su producción breve desde 1950 a 1975 (de sus catorce cuentos tempranos, publicados entre 1939 y 1942, solo quiso rescatar uno, «Adán sin Eva», de 1941), se recopiló en 1976 en un par de tomos como «The great short fiction of Alfred Bester: The light fantastic» y «TGSFoAB: Star light, star bright» (traducidas al español como «La luz fantástica» y «Oh, luminosa y brillante estrella»). Antes, sin embargo, ya los había publicado, si bien en otro orden, en sus dos únicas antologías compilatorias. La primera, «Starbust» (1958), sigue inédita en español (aunque todos sus cuentos han visto la luz en un lugar u otro). La segunda fue «The dark side of the Earth» (1964) y la tradujo en 1976 Dronte como «El lado oscuro de la Tierra».

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La antología incluye un cuento publicado originalmente en 1953, pero la mayoría (otros seis) son de entre 1958 y 1963, justo el período que marcó su distanciamiento de la ciencia ficción, y en ellos se aprecia cierta experimentación, buscando encajar… con éxito relativo, en las nuevas corrientes del género. Dos son originales de la compilación y los otros cinco aparecieron primero en las páginas de The Magazine of Fantasy and Science Fiction.

El más antiguo, «El tiempo es el traidor» («Time is the traitor», F&SF, 1953) gira en torno a un hombre con la capacidad extraordinaria de acertar en el ochenta y siete por ciento de sus decisiones, algo muy solicitado en un mundo que se ha vuelto tan complejo que nadie es capaz de abarcarlo todo. Para su desgracia, se ve al mismo tiempo dominado por unos impulsos irresistibles, y diagnosticarlos será el eje de un cuento que trata de un modo no muy riguroso sobre los entresijos de la psique humana (y que, como buena parte de la antología, hace gala de un profundo machismo soterrado, bastante propio de la época). Su inclusión busca evidentemente evocar su mayor éxito, aunque queda muy lejos de los resultados de su premio Hugo.

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Precisamente a ese galardón estuvo nominado el siguiente relato: «Los hombres que asesinaron a Mahoma» («The men who murdered Mohammed», F&SF, 1958), si bien cabe mencionar que aquel año, en el que se premió a Robert Bloch por «El tren al infierno», hubo diez finalistas). Es un cuento bastante bueno, que hace gala del humor negro satírico que caracteriza la mayor parte de la antología y que nos presenta un viaje temporal bastante original.

Por desgracia, «El lado oscuro de la Tierra» no puede mantenerse a la misma altura con «Fuera de este mundo» («Out of this world»), el primero de los textos inéditos, que no deja de ser una ocurrencia ligeramente humorística que con un poco de desarrollo hubiera podido servir de inspiración a un capítulo de The Twilight Zone o The Outer Limits (y que posiblemente nació así, pues en esa época Bester estaba probando mano como guionista televisivo), con un cruce de líneas interdimensional que apenas le sirve para escribir una anécdota que con mucha buena fe podría considerarse satírica (si no, es directamente machista… por no hablar de la más que probable inspiración en la reciente ganadora del Hugo de Dick, «El hombre en el castillo«).

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Con «El hombre Pi» («The Pi man», F&SF, 1959) llega el otro punto fuerte de la antología, un cuento que fue merecido finalista del Hugo a mejor ficción corta (aunque ese año, al unirse las categorías de relato y novela corta, mal podía competir con la primera versión de «Flores para Algernon«, de Daniel Keyes). El texto retoma toda la experimentación formal del capítulo final de «Las estrellas mi destino» y nos muestra a un hombre dominado por el impulso de equilibrar las cuentas del universo. Sigue siendo muy hijo de su tiempo (sobre todo por lo que respecta a las relaciones entre sexos), pero también conserva su capacidad de sorprender al lector, lo cual unido a lo atrevido de su propuesta formal lo hace sin duda el mejor integrante de la antología.

Por desgracia, del punto más alto pasamos al más bajo, porque «El orinal florido» («The flowered thundermug», relato largo original de la antología), es un cuento que no hay por dónde cogerlo. Tengo la sospecha de que Bester intentaba seguir la plantilla de A. E. van Vogt de dejarse llevar por el subconsciente y cambiar por completo la dirección de la historia cada cuatro páginas… con resultados similares. Humor absurdo, de nuevo machismo subyacente y sátira mal dirigida, que concluye porque en algún lugar debe terminar, sin haber llegado a ofrecer nada que sea remotamente interesante.

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La sátira campa también a sus anchas en «¿Quiere usted esperar?» («Will you wait?», F&SF, 1959), un relato breve sobre las dificultades burocráticas con que se tropieza un hombre que intenta vender su alma al diablo. El relato no es que tenga mucha sustancia, pero al menos presenta una trama (previsible, eso sí) y estira el concepto lo justo (porque no daba mucho más de sí). A veces, saber hasta donde llegar es una virtud. Con posterioridad, adaptó posiblemente ese mismo concepto, desde la perspectiva del diablo, para escribir el guion de «Mr. Lucifer», un capítulo de la serie televisiva Alcoa Premier, presentado y protagonizado por Fred Astaire en 1962.

Por último, se aprecia algo más de ambición en el relato largo que cierra la antología, «Su vida ya no es como antes» («They don’t make life like they used to», F&SF, 1963), que ilustra el encuentro entre los dos últimos supervivientes de una (supuesta) guerra termonuclear, un hombre y una mujer, en una Nueva York que evoca la ciudad de Los Angeles de Richard Matheson en «Soy leyenda«. Es un texto… extraño, con unas reacciones totalmente anormales, pero que bien podrían atribuirse a la locura a la que los ha abocado su situación. Se nota, al igual que en «El orinal florido», que Bester estaba intentando apartarse de su zona de confort, probando nuevos registros. Por desgracia el resultado queda muy lejos de los textos de Sheckley, Ballard o Silverberg o incluso Simak, por mencionar un autor más cercano a su generación, que tocan temas y estilos similares, aunque con mucha mayor profundidad o perspicacia.

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En conjunto, no puedo afirmar que «El lado oscuro de la Tierra» sea una antología recomendable. Tiene un par de cuentos notables, pero el resto o no están a la altura o son directamente una pérdida de tiempo. Ejemplifican quizás el declive de un autor que, tras alcanzar la vanguardia absoluta se ve incapaz de adaptarse a la evolución que durante los años cincuenta y sesenta experimentó la ciencia ficción… o tal vez fuera que su trabajo en otros campos le hacía ver esta actividad como absolutamente secundaria e indigna de sus mejores esfuerzos, porque en sus novelas postreras volvió con desigual fortuna a la senda de la innovación. En cualquier caso, sus cuentos, salvo contadas excepciones, no se contaban entre lo mejor que ofreció el género en los años cincuenta y sesenta.

Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:

~ por Sergio en junio 11, 2023.

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