Koko

El pasado día 4 de septiembre falleció a los 79 años Peter Straub, por complicaciones surgidas tras una fractura de cadera. Desde sus inicios en el género hacia mediados de los setenta, Straub ha sido uno de los más relevantes autores de terror, lo que queda claramente reflejado en sus nueve premios Bram Stoker (que, precisamente por sugerencia suya, no reconocen «lo mejor», sino una aportación destacada del año; matización pensada para no formentar la competitividad entre colegas), a los que se suman otros reconocimientos como dos premios de la International Horror Guild, tres World Fantasy y un British Fantasy. A nivel de honores a toda una carrera, fue destacado con el World Horror Grand Master, el Living Legend de la International Horror Guild y los premios a toda una vida del Bram Stoker y el World Fantasy.

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Straub inició su carrera literaria publicando a principios de los setenta poemarios y un par de novelas mainstream que no tuvieron un gran impacto. Entonces, su agente le sugirió probar con esas nuevas novelas góticas que estaban triunfando (a raíz del éxito de «La semilla del diablo», «El exorcista» y «El otro» inicialmente, y para 1974 de «Carrie», el inicio de la carrera de Stephen King). El resultado fue «Julia» (1975), seguida por «Si pudieras verme ahora» (1977), que funcionaron bastante bien, aunque su auténtico despegue llegó con «Fantasmas«, en 1979.

Desde ese momento, Straub quedó convertido en un escritor bestseller, con éxitos como «La tierra de las sombras» (1980, su primera finalista al World Fantasy), «Dragón» (1983, British Fantasy Award) y su primera colaboración con su buen amigo Stephen King, «El talismán» (1984). A partir de entonces, Straub dio un giro a su carrera, alejándose del componente fantástico y acercándose al thriller con la trilogía (comparte algunos personajes, pero los títulos son mayormente independientes entre sí) de la Rosa Azul, iniciada en 1988 con «Koko» y concluida con «Misterio» (1990) y «La garganta» (1993). Irónicamente, fue con estas obras realistas con las que empezó a cosechar sus premios más importantes (el World Fantasy para «Koko» y su primer Bram Stoker para «La garganta»).

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Sus siguientes novelas surgieron más o menos de ese mismo molde, con títulos completamente realistas («Círculo diabólico»), otros oscilando entre el suspense y el horror (ligeramente) sobrenatural («Míster X», «Perdidos», «La cámara oscura» o «A dark matter») y la secuela a «El talismán», de nuevo en colaboración con King, «Casa negra». En general, se considera a Peter Straub el más literario de los escritores de terror que ascendieron a la categoría de autores bestseller en los años setenta y ochenta, con un interés especial por la psicología de sus personajes.

«Koko» posiblemente constituya un buen ejemplo de su producción media y tardía. La historia se centra inicialmente en cuatro amigos, supervivientes diez años antes de un pelotón destinado en Vietnam. Sus vidas civiles han tomado caminos muy diversos, dependiendo de su punto de partida, pero siguen manteniendo un contacto estrecho y cuando se inaugura en Washington el Monumento a los Veteranos de Vietnam (1983), se reúnen de nuevo y uno de ellos se presenta con un proyecto inusual. Al parecer, se han estado produciendo en el sudeste asiático una serie de asesinatos que llevan la firma de Koko, un nombre que resurge del episodio más oscuro de su período de servicio: la matanza en la aldea de Ia Thuc por la que algunos de ellos afrontaron cargos (retirados) por crímenes de guerra.

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El principal sospechoso es Tim Underhill, un antiguo compañero problemático que, tras la guerra, desapareció del mapa, resurgiendo solo como autor de un par de perturbadoras novelas de cierto éxito que parecen anticipar detalles de los crímenes actuales. El líder del grupo, el antiguo teniente Harry Beevers (un abogado que está sufriendo problemas laborales y matrimoniales), les convence de que son ellos quienes tienen que desenmascarar a Koko (y de que ahí hay dinero que ganar a través de una posible versión cinematográfica de la historia).

La novela sigue a estos cuatro personajes (con numerosos desvíos laterales para examinar a sus parejas, compañeros de pelotón e incluso al propio Koko) en su búsqueda, abordada en cada caso por razones propias y no necesariamente coincidentes. El período de servicio es una sombra que planea sobre todos ellos, aunque no en todos los casos con igual efecto (y, sobre todo, está ese episodio oscuro en Ia Thuc que se adivina como el catalizador de todo).

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Straub logra algo notable, que es evitar caer en los peores tópicos del ex combatiente traumatizado, sin dejar por ello de plasmar el efecto que la guerra ha tenido sobre todos los (estadounidenses) que participaron en ella. Para ello, trabaja sus personajes hasta extremos obsesivos, confiriéndoles una personalidad multifacetada. Por desgracia, esto lo logra a costa de un ritmo moroso, renunciando a cualquier tipo de elipsis, recurriendo en vez de ello a lo que solo puedo definir como circunvoluciones narrativas, regresando una y otra vez a contarnos la misma información, cada vez con mayor detalle.

En realidad, esto no constituye en principio ningún problema, gracias sobre todo a la habilidad del autor para narrar escenas. Lo que termina devaluando un poco el conjunto es que, sea por la razón que sea (podría deberse a estas tácticas dilatorias, aunque sospecho que obedece más a debilidades en la trama), a medida que va avanzando la historia y empiezan a acumularse los giros argumentales hay algunos que empiezas a olértelos con veinte, treinta e incluso en un caso extremo sesenta o setenta páginas de antelación, y eso constituye un problema a la hora de valorar «Koko» como novela de intriga.

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La otra cuestión que hay que abordar es que de fantasía no tiene absolutamente nada y en cuanto al terror… bueno, habría que estirar mucho el concepto de novela de terror para incluir en él esta novela. «Koko» es ante todo un estudio psicológico y, en un distante segundo lugar (no tanto por las intenciones como por el resultado), un thriller criminal. Es por ello que me resulta bastante chocante tanto su World Fantasy Award como su condición de finalista al premio Locus de terror (cuarta posición, correspondiendo el triunfo a «Cazadores nocturnos», de Barbara Hambly).

Esta circunstancia me sirve de excusa para comentar cómo el World Fantasy siempre ha presentado cierto sesgo hacia lo que considera obras más «literarias». Ese mismo año fue también finalista la completamente realista «El silencio de los corderos», completando el quinteto Joe R. Lansdale con «The drive-in» (una mezcla de horror y comedia), Robert Cormier con la novela juvenil «Fade» y James P. Blaylock con la fantasía urbana «The last coin». La fantasía épica no tiene el menor predicamento entre los votantes del World Fantasy (y aquel 1988 Tad Williams, por ejemplo, había dado inicio a su fundamental serie de Añoranzas y Pesares).

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Cabe pues achacar estos premios principalmente al prestigio personal de que gozaba Peter Straub, pues sin ser ni mucho menos una mala novela, difícilmente puede considerarse «Koko» fantasía… o terror siquiera. A la postre, muchas veces las etiquetas ganadas (o adjudicadas) al inicio de una carrera son difíciles de perder.

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Peter Straub

2 de marzo de 1943 – 4 de septiembre de 2022

IN MEMORIAM

Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:

 

 

 

~ por Sergio en octubre 1, 2022.

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