El juego de Ender (película)

¡Cuánto cuesta retomar las buenas costumbres! Habrá que ir poco a poco, para no sufrir algún tirón muscular. Nada mejor para empezar a coger temperatura que comentar una película que también se ha hecho esperar lo suyo, la adaptación de «El juego de Ender» de Orson Scott Card, la que quizás sea la novela de ciencia ficción pura más popular de los últimos treinta años.

Hace una década o así pareció que Wolfgang Petersen iba a conseguir llevarse el gato al agua. Era una posibilidad intrigante. Después de todo, había hecho un trabajo bastante bueno con su película de 1985 «Enemigo mío», basada en la multipremiada novela corta homónima de Barry Longyear. Los años fueron pasando, sin embargo, y a los sucesivos niños que se iban proponiendo como protagonistas se les iba quedando pequeño el traje con inexorable reiteración (en algún caso por fortuna, cabría añadir). Al final, el director alemán acabó desvinculándose del proyecto (aunque debió quedársele clavada la espinita, porque en estos momentos se encuentra trabajando en una posible adaptación de «La vieja guardia«) y éste pareció acabar relegado al limbo donde languidece desde hace más de una década el proyecto de adaptación de «Cita con Rama» de Morgan Freeman).

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A la postre, sin apenas fanfarria, nos hemos encontrado con una adaptación que a decir verdad pocos esperábamos (o incluso ansíabamos) ya. En todos estos años el propio Card se ha empeñado en degradar su obra en general y la saga de Ender en particular, produciendo libro tras libro infame para empañar el brillo de los tres títulos que verdaderamente merecen la pena de la casi veintena ya (el original, su continuación directa «La voz de los muertos» y el cambio de perspectiva sobre la historia original con «La sombra de Ender»). Eso aquí, porque el activismo político ultraconservador (y homófobo, aunque él se empeñe en negar el calificativo) de Card ha hundido todavía más su figura pública en los EE.UU., hasta el punto de afectar al lanzamiento de la película (ya llegaremos a eso).

Una pena, porque lo cierto es que  contra todo pronóstico la espera, desde una perspectiva puramente cinematográfica, sin duda ha valido la pena.  El reparto es de auténtico lujo, con pasados nominados al Oscar por doquier (y un ganador, Ben Kingsley… aunque tampoco se puede decir que desde entonces se haya mostrado siempre lo bastante quisquilloso en la elección de papeles). Incluso entre los niños encontramos referencias de lujo, con Abigail Breslin y Hailee Steinfeld (como Valentine y Petra) contribuyendo al pool de antiguos oscarizables y Asa Butterfield en el papel protagonista, tras convencer a Scorsese de que era la opción ideal para interpretar a «Hugo». Por completar el elenco de grandes nombres, habría que mencionar a Harrison Ford como el coronel Graff y a Viola Davis como la mayor Anderson, ambos bien acoplados a sus papeles (personalmente, tenía el temor de que el primero acabara exigiendo demasiado protagonismo).

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La dirección recayó en Gavin Hood, quien recibió en 2005 el Oscar a mejor película extranjera por «Tsotsi» en 2005 (y pagó la novatada de falta de control en superproducción hollywodiense con «X-men orígenes: Lobezno»), con guión propio, descartando hasta seis bocetos  firmados por Card a lo largo de los años (conserva, eso sí, muchas de las soluciones ideadas por el autor).

Voy a ahorrarme el exponer a grandes rasgos la trama, bajo la suposición de que los lectores del blog están más que familiarizados con ella. En caso contrario, a la crítica al libro me remito. No quisiera alargarme en exceso, y hay detalles de la adaptación que me gustaría explorar en mayor detalle, pues destaca por su extremada fidelidad al espíritu (y cuando puede a la letra) de la obra de partida, algo que por fortuna cada vez está siendo más habitual (aunque aún hoy sea lo bastante raro como para destacarlo).

Desde los primeros borradores se tomó la decisión de centrar la historia en Ender, descartando la subtrama de sus hermanos (porque según Card era muy poco cinematográfica, con dos adolescentes escribiendo en internet). Una decisión acertada, aunque disminuye la importancia de Peter Wiggin hasta el punto que su influyencia sobre Ender queda un tanto forzada. También se optó por subir significativamente la edad de los niños, algo que se ha justificado por las exigencias atléticas de la Sala de Batalla, aunque yo no descartaría ni mucho menos la voluntad de ahorrarnos el impacto de ver a un niño pequeño pateando a otro… por ejemplo (menos disculpable es la suavización del enfrentamiento con Bonzo, hipotéticamente por el mismo motivo, pues ello modifica sustancialmente la psicología de Ender).

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Una de las dificultades con las que se había tropezado Card en sus primeros libretos era exteriorizar los pensamientos y sentimientos del personaje de forma aprehensible por los espectadores. Su solución pasó por aumentar la importancia de Bean (tomando elementos de «La sombra de Ender») para convertirlo en su confidente, alguien a quien poder expresar sus temores y esperanzas. Gavin Hood cooptó esta idea, pero desplazando el foco hacia Petra Arkanian (quizás para equilibrar la presencia femenina… o incluso como concesión hacia la comercialidad de una pareja, aunque sea profesional, preadolescente en un mercado fantástico dominado por el romance juvenil).

El resto de modificaciones son en realidad cosméticas. Algunas de ellas provocadas por los casi treinta años que median entre la salida al mercado del libro y el estreno de la película (pese a lo cual la tecnología básica imaginada por Card se sostiene bastante bien, complementada por desarrollos más recientes como la realidad aumentada) o por las distintas necesidades narrativas de ambos medios.

La película no rehuye examinar conceptos peliagudos, en especial en el plano ético. Así pues, aborda explícitamente la existencia de explotación infantil en pro de un bien mayor, así como la discutible moralidad de un ataque preventivo (lo cual, a tenor de la reciente historia bélica estadounidense, consituye un tema más candente que nunca… aunque lo cierto es que el guión se contiene antes de asestar el golpe definitivo, en un diáfano intento por dejar una puerta abierta a posibles secuelas). Las discusiones entre Graff y Anderson (epistolares en el libro), sirven de ancla moral para el espectador, poniendo de manifiesto una problemática que la mayor parte de las aventuras juveniles obvian.

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Donde tal vez cojee más es en la temporalización. Con 114 minutos de duración, a la película le faltaría al menos media hora para poder desarrollar adecuadamente los acontecimientos en la Escuela de Batalla y en la Escuela de Alto Mando. El director ha optado por sacrificar pasos en favor de desarrollar con mayor atención las escenas sí incluidas, lo cual da como resultado una narrativa entrecortada y apresurada, aunque no soy capaz de especular con la percepción que de ella tendría alguien no familiarizado con la más trabajada trama literaria. Albergo además la sospecha de que hay rodado mucho más de lo que se nos muestra en el montaje comercial. No me extrañaría nada que en unos meses llegara al DVD una versión extendida que puliera estos problemas.

Pese a este defecto, lo cierto es que la película se sigue con facilidad, e incluso desconectando el chip crítico se disfruta bastante a un nivel intelectual, dando lugar a una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años.

Y sin embargo se está pegando el morrazo padre.

Con un coste de 110 millones de dólares (seguramente la implicación de Digital Domain como productora ha abaratado  sensiblemente la partida presupuestaria para efectos especiales), lleva recaudados en EE.UU. 44 (tras una caída superior al 60% en su segundo fin de semana, lo cual no le augura un resultado final mucho más allá de los 60-65. Tampoco parece que en el resto del mundo vaya a recuperar terreno (como así ha sido con la patética «After Earth», la poco más que resultona «Oblivion» o la desmesurada «Pacific Rim«). En España ha entrado en tercera posición (con 0,8 millones €), tras la segunda semana de «Thor 2» (espectacular y absurda a partes iguales) y el estreno de «Séptimo».

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Parte de la culpa cabe achacársela a la propia película. Preocupada por establecer el dilema ético y conferir seriedad a la historia se olvida de uno de los secretos del éxito continuado del libro: ser Ender puede resultar una putada en determinados momentos, pero en otros es lo más molón del universo. La idea central, el esqueleto emocional de la historia es que jugar al juego de Ender es divertido. Ganar le debería proporcionar el mismo subidón que a un deportista de élite (y por las mismas razones), pero eso es algo que no se nos muestra (y lo que es peor, no se nos hace sentir).

El camino fácil hacia el éxito consiste en manipular las emociones, hasta el punto que bien hecho no hace falta preocuparse por nada más (véase «Los juegos del hambre«). Por supuesto, no abogo por recurrir a trucos baratos (por mucho que funcionen), pero tampoco conviene renunciar por completo a trabajar la empatía con los espectadores.

Pese a todo, creo que con algo de esfuerzo «El juego de Ender» hubiera encontrado sus espectadores (no en España, que por estos lares se experimenta auténtica alergia a la ciencia ficción). El golpe de gracia lo propinó la propia distribuidora (Summit Entertainment… propiedad ahora de Lionsgate) al renunciar casi por completo a la promoción.

Existe toda una serie de intrigantes teaser-posters, que apuntan a algunos de los temas de la película y que hubieran dado para una gran campaña de marketing viral que nunca arrancó, y que por supuesto no dio paso a otra más tradicional; y hoy en día sin una buena promoción no importa lo buena que sea la película, que no encontrará público. Parte de la explicación cabría encontrarla en el boicot contra la película y contra Orson Scott Card promovido por diversas asociaciones pro-derechos de los homosexuales. Su verdadero impacto no habrá consistido en vaciar los asientos de los cines, sino en obligar a distanciarse a la distribuidora del producto, sobre todo a dos semanas del estreno de su gran apuesta de la temporada: «Los juegos del hambre: en llamas». Por otro lado, es más fácil vender un producto descafeinado y ramplón que otro exigente. El que superficialmente ambos compartan características no hace sino más pertinente (y odiosa) la comparación.

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Asumido el fracaso comercial del experimento (ojalá me equivoque y no sea tan duro), e incluso los pequeños fallos narrativos, me quedo con el espíritu con que se ha abordado el proyecto, con un respeto hacia las fuentes literarias que se echa de menos en muchas supuestas adaptaciones. A ver si cunde el ejemplo y a ver si pronto depara algún éxito que lo consolide. ¿A que vosotros también tenéis un buen puñado de novelas que os encantaría ver llevadas con respeto a la gran pantalla?

~ por Sergio en noviembre 12, 2013.

10 respuestas to “El juego de Ender (película)”

  1. A mí me ha gustado también esta adaptación, es fiel al original como dices y tiene un buen reparto.

    Una pena que no esté teniendo un gran repercusión, porque filmes como este siempre se agradece en la cartelera.

    Saludos.

  2. Al menos la crítica no se ha cebado en exceso con ella (aunque me revienta ver la patochada de «Los juegos del hambre» con un 84% de aprobación en Rottentomatoes, mientras que un producto tan digno como éste se queda en el fresco raspadito con el 60). En cuanto a la repercusión… lo dicho: me da que lo único que le faltaba a Lionsgate para desentenderse del proyecto era la polémica desatada por Card (al que hace tiempo que se le fue la olla).

    Esperemos que cunda el ejemplo (aun sin el aliciente económico), que con la tecnología actual hay varios títulos que serían la leche (y así Hollywood se podía dejar una temporadita de secuelas y remakes innecesarios… como el de Robocop).

  3. Para mí que toda la polémica sobre las declaraciones homófobas de Orson Scott Card ha perjudicado sus posibilidades en la taquilla… Él solito se lo ha buscado.

  4. No me gustó la novela; quizás por mi fobia hacia los mesías. (Y porque la guerra del espacio la hacen las Tropas del Espacio,) Imagino que ya parto de esa premisa para no sentirme motivado a ver esta película.
    Al margen, estimado autor. Deduje atracción por la obra de Howard y su personaje Conan: ¿conoces este otro bárbaro?
    http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com.es/2013/11/slaine-los-carros-del-cielo-el-barbaro.html
    Saludos.

    • En realidad, en esta novela Ender es el menos mesíaco de todos los protagonistas de Card (en las continuaciones sí que lo va pervirtiendo hasta llegar al despropósito de «Ender el xenocida» e «Hijos de la mente»). Lo cierto es que el dilema moral queda un tanto diluido en la película, pero creo que se debe más a restricciones propias del medio (teniendo en cuenta que al mismo tiempo hace falta potenciar los elementos tecnológicos/aventureros) que a una decisión comercial (el que opte por la sutileza en vez de arrojarnos a la cara un par de obviedades tampoco la favorece demasiado en un contexto en el que «profundo» equivale a «burdo»).

      De Sláine me temo que sólo conozco las portadas de Simon Bisley. De todas formas, rompería una lanza en favor del Cimmerio restringiéndolo a sus raíces literarias (originales, prescindiendo de la influencia de Sprague de Camp y Lin Carter) y contextualizándolo históricamente. El cómic lo ha desvirtuado muchísimo (tampoco es del todo justo comparar un tratamiento Marvel con otro 2000AD; público distinto, enfoque distinto).

  5. Muy acertado el comentario, yo me esperaba que iba a ser una mierda y al final me ha gustado (aunque me ha sabido a poco).Ojalá hubiera quedado mejor, que le hubiesen dado un poco más de fondo y 15-30 minutos más de minutaje.En cualquier caso, algunas cosas no las echo de menos, los fanboys del libro se suelen quejar de la eliminación de la trama de Demóstenes/Locke,y a mi me parece bien, no me gustó ni siquiera en la novela.Además has tenido mucho ojo con lo del marketing, ha sido infame y no han sabido vender una peli que podría haber funcionado muy bien comercialmente….

    • Yo también considero un acierto que se haya prescindido de la trama de Demóstenes y Locke (que hubiera sido muy poco cinematográfica). El único problema serio de esta decisión es que deja reducido a Peter a la categoría de simple matón, con lo que su influencia sobre Ender pierde muchos matices.

      Ojalá esos minutos que echamos en falta nos los ofrezcan en una versión extendida.

  6. Salí del cine pensando, parece una buena película, pero le falta algo y no sólo más sala de batalla. Le falta alma, empatía …
    Totalmente de acuerdo con la reseña.

  7. Sergio, te cuento que en el Perú no han estrenado la película y no estoy seguro que la lleguen a estrenar alguna vez. He tenido que verla por internet y aquí te dejo el link con un post con mis comentarios sobre la misma. En resumen te puedo decir que no me gusto para nada:

    http://cazadordedracos.blogspot.com/2013/12/la-pelicula-el-juego-de-ender-2013.html

    • Insisto en que tengo la impresión de que hay por ahí un montaje más generoso (al menos dos horas y media) que soluciona al menos en parte algunos de los problemas que comentas en tu crítica (lo del tono, excesivamente serio, ya es otro cantar).

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