La voz de los muertos

En 1987, por primera vez, un autor obtenía por segundo año consecutivo el premio Hugo. No sólo eso, sino que ambas novelas ya habían sido galardonadas también con sendos premios Nebula (siendo en este caso el segundo escritor en repetir consecutivamente). Si añadimos que se trata de continuaciones directas y que además la segunda, «La voz de los muertos», obtuvo también el premio Locus, se entiende que nos encontramos ante un caso excepcional.

Desde mediados de los 80 hasta bien cumplidos los 90, Orson Scott Card fue un auténtico fenómeno de ventas en todo el mundo. En España incluso llegó a contar con su propia colección dentro de Ediciones B (Nova Scott Card), una distinción no alcanzada por ningún otro autor de ciencia ficción (si bien en los Jet de Plaza&Janés hubo amplias subcolecciones, las Bibliotecas de Autor, que llegaron a ser tan extensas como los 27 volúmenes que alcanzó la de Isaac Asimov). Además, raro era el proyecto que se quedaba en un único libro. Las sagas estaban de moda.

En general, Card se sacaba de la manga historias y personajes extraordinarios… y se iba meando en su legado a medida que se sucedían las continuaciones (que se hacían ilegibles en torno al tercer o cuarto volumen). Luego, en 1999 descubrió el reseteo de sagas, que curiosamente les hace recuperar el interés, pero eso ya es otra historia. El caso es que quizás la culpa de cimentar esta tendencia quepa achacársela a «La voz de los muertos», secuela de «El juego de Ender«, que es la excepción que confirma la regla, pues tratándose de una narración diametralmente opuesta, resulta tan buena (no son pocos los que opinan que más) como el original.

Según confesión del autor, es ésta la novela que quería escribir originalmente (y que le había pedido su editor), una continuación de la premiada novela corta de 1977 que amplió en 1985 para contar con sustrato suficiente para narrar una historia de expiación.

El protagonista es un Andrew Wiggins de unos 35 años de edad, muy distinto del Ender que aniquiló a los insectores en su niñez. Movido por la culpa, tal y como se cuenta al final de «El juego de Ender», escribió un libro, La Reina Colmena, donde mostraba a los insectores tal y como había llegado a conocerlos (y de acuerdo con la filosofía de la novela, conocer a fondo a alguien supone amarlo). Este primer libro (al que siguió otro, El Hegemón, sobre su hermano Peter) lo firmó como El Portavoz de los Muertos, y en el tiempo que ha transcurrido desde aquellos hechos (cerca de 3.000 años) se ha creado una fraternidad seudoreligiosa no organizada de portavoces de los muertos, personas que van allá donde se les requiere para examinar la vida de algún fallecido, entenderlo y compartir este conocimiento de forma pública (no se trata de alabarlo o exonerarlo de culpas, sino de exponer las circunstancias de su vida, tanto positivas como negativas, con absoluta, a veces brutal, honestidad). Como efecto secundario, el nombre de Ender es despreciado como el peor criminal que jamás haya existido, al recaer sobre él la responsabilidad del genocidio de una especie sentiente.

El caso es que Andrew se ha pasado la mayor parte de esos 30 siglos en tránsito relativista junto con su hermana Valentine, acudiendo allí donde se requería de sus servicios (mientras ella continuaba escribiendo bajo el seudónimo de Demóstenes tratados filosóficos). Ahora no es sino un portavoz de los muertos más, que recibe un aviso desde el planeta Lusitania (colonizado por brasileños) para hablar en nombre de Pipo, xenobiólogo local aparentemente sacrificado por los cerdis, la única especie sentiente con la que se ha tropezado el hombre desde los Insectores (unos amables seres, conocidos cariñosamente como pequeninos por los lusitanos).

Al llegar, Andrew se encuentra con que también se ha solicitado un portavoz de los muertos para hablar en nombre de Marçao, un bruto muerto apenas tres semanas antes de su llegada, esposo de Novinha, la solicitante original (que ha intentado retirar la petición). Según avanza la investigación (en nada similar a una pesquisa policial, se trata más bien de ir revelando capa a capa la verdad, descartando a base de paciencia y comprensión las mentiras que la cubren), se hace evidente que las dos muertes, separadas veintidós años, están estrechamente relacionadas, inmersas en una red de culpa, amores frustados y secretos emponzoñados que se ciernen sobre Novinha y su familia (sus hijos, su marido y Libo, el hijo de Pibo, colega xenobiólogo que también recientemente ha corrido la misma suerte que su padre).

Ciencia ficción de personajes, con tres misterios a resolver: la vida de Marçao, la muerte de Pipo y la naturaleza de los pequeninos. Un cambio de registro brutal con respecto al space opera de «El juego de Ender» y una muestra excepcional de la capacidad de Orson Scott Card para manipular sentimientos. El puzzle de vida entremezcladas es muchísimo más complejo de lo que mi planteamiento resumido permite atisvar, y eso que no he llegado a mencionar los temas secundarios, como la existencia de Jane, una inteligencia auto-organizada a partir de la red universal de comunicación instantánea (el ansible), o el discurso acerca de la posibilidad de comprender a un extraño (ejemplificado en la discución sobre si los pequeninos, tras los brutales asesinatos, pueden considerarse ramen, o criaturas con la que la comunicación es difícil pero posible, o varelse, inteligencias con las que no existen puntos de contacto).

Sobre todo ello flota la noción de que la verdad absoluta lleva al conocimiento, y este a la comprensión y el perdón. La auténtica expiación, incluso para Ender Wiggins, no llega a través del arrepentimiento y la penitencia (eso tan sólo aplaca a la conciencia), sino a través de la aceptación por parte de los demás.

Todo no son parabienes, sin embargo. Me veo obligado a mencionar que el aspecto biológico de la novela no tiene ni pies ni cabeza. Lo sé, al 95% de los lectores le importará un pimiento, pues no es sino una excusa para la trama, pero la investigación ecológica/genética supone una parte tan crucial de la vida de Novinha, Pipo y Libo que tampoco puedo descartarla por completo y… bueno, soy biólogo, el ciclo vital cerdi y la descolada requieren de mí una excesiva suspensión de la incredulidad.

Además, existe la posibilidad de que todo el asunto de la expiación no sea sino una faceta ligeramente distinta de una vulgar fantasía heroica identificativa. Tal y como comenta Norman Spinrad en su ensayo «El emperador de toda las cosas«:

El primer Ender de Card, el de la novela corta original, vive la fantasía heroica estúpido-adolescente del Emperador de Todas las Cosas y derrota a los malos, pero sólo para que el triunfo se transforme en una tragedia moral. […] El segundo Ender de Card, el de La voz de los muertos, ya ha degenerado hacia una figura típica, un «héroe» como Conan, Perry Rhodan o Doc Savage: «heroico» sólo en el sentido de que es la figura con la que identificarse, la que sale vencedora de las batallas y se queda con la chica. En realidad, como ocurre con la mayoría de las encarnaciones del Emperador de Todas las Cosas, ese segundo Ender es un santurrón gilipollas y engreído y un auténtico monstruo moral, una fantasía heroica de la más pura estirpe sin luz interior

¿Cuánta razón tiene Spinrad? La verdad es que en parte no le falta (recomiendo la lectura completa del ensayo, no ya por ser extraordinariamente interesante, sino porque además desvela un par de incongruencias graves en el planteamiento de «La voz de los muertos»). Sin embargo, Card siempre ha sido capaz de vendernos como un consumado fabulador a sus tiranos/mártires de forma que no queda más remedio que comprar.

Para concluir, un aviso: No continuar. Sí, el autor se lo deja todo preparadito para el apoteosis de «Ender el xenocida» e «Hijos de la mente», pero la primera es una de las peores novelas que he tenido la desgracia de catar y, por lo que me han contado, la segunda es incluso peor. Quizás al haber evitado la merma de calidad en la secuela Card sintió la necesidad de compensarlo con creces con la tercera entrega.

Otras opiniones:

Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:

~ por Sergio en febrero 11, 2010.

26 respuestas to “La voz de los muertos”

  1. Vaya! Estoy a 50 páginas de terminarlo también. Y por ahora totalmente deacuerdo contigo: Gran novela que no parece una secuela (Y eso es tan raro que merece ser dicho)

  2. Sobre Ender hay que leer a Kessel http://www4.ncsu.edu/~tenshi/Killer_000.htm (en castellano en Jabberwocky, creo recordar)

  3. Si es que Card sabe colarnos goles como nadie.

  4. Leyendo esta reseña me he dado cuenta de que había leído el libro, pero no me acuerdo de prácticamente nada… No sé si releerlo, por que si en una primera lectura me causó tan poca impresión no sé qué efecto me producirá ahora.

  5. Pues yo me he leído todos los libros de la saga y los he disfrutado. Es cierto que los dos primeros son incomparablemente superiores, pero en los demás también encontré cosas interesantes, como la cultura del planeta chino en Ender el Xenocida, que me pareció fascinante.

  6. Personalmente, lo de anticipar mundos monoculturales siempre me ha olido un tanto a chamusquina. Básicamente, se trata de apoyar la segregación racial y la xenofobia (aunque la intención original posiblemente sea mucho más inofensiva, como ahorrar neuronas en la creación de culturas y justificar de forma sencilla la generación de conflictos). En cualquier caso, «Ender el xenocida» me dejó con tan mal sabor de boca que ni siquiera me he hecho con «Hijos de la mente» de saldo (y también he dejado incompletas la saga hermana de la Sombra de Ender y la de Alvin Maker).

  7. De Card solo he leído dos novelas: «El juego de Ender» y «La voz de los muertos». Me gustaron las dos (bastante), aunque son tan distintas que no he conseguido ver el segundo libro como una continuación del primero. Conozco alguna de sus otras novelas, pero nunca me he animado a ponerme con ninguna de ellas. No sé si el resto está a la altura de los dos que leí. ¿Algún título de Card que merezca la pena?

  8. De lo que he leído, «Maestro cantor» es un fix-up extraordinario (recientemente reeditado por Nova bolsillo) y en fantasía «Esperanza del venado» es una obra que, una vez se acepta su singularidad, se revela como uno de los títulos más interesantes del género. Después, soprendentemente, «La sombra de Ender», donde vuelve a narrar los acontecimientos de la Escuela de Batalla desde el punto de vista de Bean, resulta muy satisfactoria y un buen complemento para «El juego de Ender».

  9. Susana: Sí que puedo recomendarte que NO leer: por ejemplo «Tratamiento invasor»… un bodrio.

    Aquí mi opinión:

    http://www.elkraken.com/Esp/T-esp/R-tratamiento_invasor-esp.html

  10. Humm, por lo que me cuentas creo que me voy a decidir por «Maestro cantor». «Esperanza del venado» no me llama mucho y tampoco me apetece volver a la escuela de batalla. Gracias por la recomendación, Sergio :-)

  11. Ostris, Eloi, acabo de leer tu reseña en el Kraken. Si es que por esto andaba yo escamada. De Card he leído tanto buenas como malas críticas. Y la producción de este hombre no es pequeña que digamos. Por eso estoy pidiendo consejo antes de lanzarme a ciegas. Gracias por el toque, ni me acercaré a «Tratamiento invasor» :-D

    Sergio, tienes que animarte a escribir una entrada sobre autores que consideres «valores seguros». ¿Haberlos hailos, no? (pregunto)

  12. Pues… no, no creo que los haya. Todo el mundo está expuesto a un tropiezo de tanto en tanto. Card mismo hubo un tiempo en que era un valor tan seguro como el que más (hace ya bastante de eso). Además, supongo que depende mucho de los gustos. Yo intento mantener unas miras amplias, pero no puedo negar que tiendo hacia el hard, así que mis autores favoritos tiran para ahí (y estoy más predispuesto a perdonarles debilidades).

    Desde una perspectiva muy personal, no me pierdo las novelas de Greg Egan (olvidándome de que escribió «Teranesia»), John Varley o David Brin. Y en fantasía me inspiran confianza Tad Williams, Tim Powers y David Gemmell (y Robert E. Howard, recurriendo a los clásicos).

    Además, hay grandes nombres que han logrado fama por tener una producción amplia y de calidad bastante constante (Heinlein, Asimov, Clarke, Dick…).

    Pero bueno, prefiero recomendar obras que autores. Además, los médicos no dejan de insistir en que la alimentación debe ser variada…

  13. :) Interesante reseña, como siempre. Yo suelo pensar como tú: prefiero recomendar obras antes que autores, si es que he de recomendar algo, porque a veces tropieza uno con tal divergencia de opiniones que lo que consideraba magnífico resultó ser un bodrio para otro…

  14. Ay, ahí me has dado. Mi menú es demasiado variado, y el no tener un género favorito lo empeora. Ya sabes, pico aquí y allá. Vale que todo no se puede leer, pero a veces me pregunto si no me estaré perdiendo algo interesante de un escritor que me gustó.
    Tienes razón, la clave está en valorar las obras por separado y no tanto al autor per se. Gracias por tus apreciaciones, Sergio.

    Laura, a mí también me sorprende lo divergentes que pueden llegar a ser dos opiniones sobre un mismo libro. Pero bueno, si la crítica es detallada y está bien argumentada, como que lo tengo más claro si esa obra me gustará o no.

    Por eso visito Respecto Indablog, el Kraken… ;-)

  15. Mucho ha llovido desde que leyera tanto El juego de Ender como La voz de los muertos y, dado que yo era un adolescente todavía, me costó más el segundo que el primero.
    En efecto, el Juego de Ender es mucho más light, más épico, más space opera como dice Sergio; entra enseguida. El segundo hay que leerlo más despacio pero, aun teniendo algunos fallos como habéis apuntado, es incluso más interesante. Me dejó una muy buena impresión. Es cierto: ambos son libros muy diferentes y sin embargo los dos son buenos. Que uno sea continuación del otro es casi anecdótico.
    Ah, y otra cosa en la que estoy de acuerdo por completo con Sergio es que Ender el Xenocida es un despropósito. Me costó Dios y ayuda terminarlo sólo para ooncluir que había perdido el tiempo. Menudo ladrillo. Tampoco he leído el siguiente, pero no cometeré dos veces el mismo error.
    Saludos a todos/as.

  16. Ah, se me olvidaba. Ya lo habéis dicho por ahí, pero recomiendo encarecidamente El Maestro Cantor.

  17. Sí…hace poco leí la novela orta olriginal de Maestro Cantor y me gustó… la novela la tengo en la pila…

  18. En realidad, «Maestro cantor» es un fix-up, con la novela corta original (expansión a su vez del relato «El pájaro cantor de Mikal»), que es de lejos lo mejor, sirviendo de segmento inicial. Luego decae un poco durante los dos siguientes para remontar en una conclusión que ata a la perfección todos los temas y proporciona sentido y plenitud a la vida de Ansset.

  19. Ops! así es, me he colado, quería decir que he leído el relato, no la novela corta. A ver si dentro de unas semanas me pongo con el resto…

  20. Sí, yo también fue el relato lo que leí (creo). Estaba incluido en un ejemplar de Nueva Dimensión cuyo número no recuerdo.

  21. Es la ND 137 (también fue mi primera lectura de Card). Es la novela corta («La Casa del Canto»). Por cierto, también hay unas novelas cortas extraordinarias en lad ND 127 («Los reyes de la arena» de Martin y «La persistencia de la visión» de Varley») y ND 139 («Enemigo mío» de Barry Longyear).

    El cuento («El pájaro cantor de Mikal») está incluido en la antología «Mapas en un espejo».

  22. En mi caso lo leí en catalán, en la antología «Retrets i Lloances»:

    http://www.elkraken.com/Esp/R-esp/R-retrats_lloances-esp.html

  23. Eres una biblioteca andante, amigo Sergio. De los textos que mencionas recuerdo haber leído «La persistencia de la visión».

  24. Sergio, te paso aquí mi reseña sobre el libro, espero la encuentres interesante: http://cazadordedracos.blogspot.com/2015/02/una-tragedia-griega-espacial-la-voz-de.html

  25. […] muchas veces para defenderse. De nuevo me viene a la mente Ender, en esta ocasión el Ender de La voz de los muertos (1986), que también hace suyo el sufrimiento de los demás. Ambos escritores, Card y Butler […]

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