Fieramente humano

El título con que NGCFicción! lanza su línea de fantasía, «Fieramente humano», de Rodolfo Martínez, consolida su apuesta por una literatura fantástica tan preocupada por la exploración del género y sus posibilidades a nivel temático como estilístico. La obra, perteneciente al ciclo de «La Ciudad» (que incluye también «Los sicarios del cielo«, «El abismo en el espejo» y un puñado de narraciones más breves), podría integrarse dentro de ciertas corrientes del fantástico, desarrolladas durante la pasada década (que intentaré exponer más adelante), pero al mismo tiempo presenta elementos singulares que le confieren un sabor propio y diferenciado.

El protagonismo no recae en ningún personaje en concreto, aunque su peso tampoco se reparte de forma exactamente equitativa entre los distintos personajes que pueblan la Ciudad, una urbe imprecisa (inspirada, pero no identificada de forma unívoca, en el Gijón natal del autor). Así pues, en un principio podríamos pensar que la primacía corresponde al policía Gabriel Márquez… y no estaríamos demasiado desencaminados, pues el suyo es el arco dramático más pronunciado y el que acaba más cerrado. Aunque también podríamos señalar al doctor Zanzaborna, un mago que es causa (secundaria) y motor del conflicto que ha de ser resuelto; o al misterioso tuerto, cuyas maniobras entre bambalinas parecen dirigir los acontecimientos (o, cuanto menos, precipitarlos en pos de algún ignoto propósito). Sin embargo, pronto queda de manifiesto que la auténtica prima donna es la propia Ciudad, un enclave especial, imán para poderes sobrenaturales y prodigios, escenario obligado de contiendas y fulcro de destinos e incluso realidades.

La novela arranca con la llegada a la ciudad de un nuevo poder, un asesino despiadado, Niete Nowan, dispuesto a zanjar un asunto que quedó pendiente treinta años antes. Todo ese tiempo lo ha pasado el doctor Zanzaborna preparándose para la contienda (y deseando, futilmente, que no se produjera), y entre sus planes parece haber un papel reservado para Gabriel Márquez, un policía cuya vida salvó unos meses antes y que, desde entonces, orbita en torno al círculo más o menos íntimo del mago, a medias repelido, a medias atraído por el mundo sobrenatural que alcanza a vislumbrar enrededor suyo.

A partir de ahí, la trama se expande, dirigiéndose hacia el futuro, el inevitable enfrentamiento postergado por demasiado tiempo, y hacia el pasado, las raíces del conflicto, surgido de la intromisión de Zanzaborna, por pura soberbia, en una historia ajena (que a su vez debe ser relatada, lo cual empuja los orígenes aún más atrás, hasta el desierto arábigo en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y once vidas marcadas por un poder ominoso). El torbellino desatado no tarda mucho en arrastrar a todos los poderes de la ciudad (el Jugador, la mujer-lobo, las brujas… incluso el Guardián de un secreto aún más importante que la guerra en que se ve involucrado) en una lucha por la mismísima supervivencia (de ellos e incluso, en última instancia, del propio universo). Y por enmedio maniobra el tuerto, preparado para dar el empujón adecuado en el momento justo, arrojar los dados y confiar en haber jugado bien la partida.

Aquellos familiarizados con la obra previa del autor reconocerán personajes aparecidos en relatos previos de la Ciudad, pero no es en absoluto necesario este conocimiento para disfrutar de la novela (yo sólo había leído previamente «Los sicarios del cielo»). Se trata más bien de generar un entramado en el que las historias se refuerzan y el contexto se enriquece, sin necesidad de apoyos directos (todo lo más, pueden perderse algunas referencias que no atañen a la línea argumental principal). Sin abandonar el tema de la inclusión de la novela en un ciclo mayor, he encontrado «Fieramente humano» bastante más sólida que «Los sicarios del cielo». Allá donde ciertos elementos no terminaban de encajar del todo  en aquélla, en ésta nos encontramos un conjunto más coherente (posiblemente por abordar la historia con un foco temático más amplio, que permite la integración de elementos con mayor diversidad).

A nivel estilístico, nos encontramos también con una obra más compleja, tanto por lo que respecta a la estructura (la historia salta de continuo a acontecimientos del pasado que nos van ayudando a entender el presente) como a la voz narrativa (que asume características diferentes según el personaje que protagoniza cada capítulo, resultando de particular interés el uso del presente en primera persona cuando se trata de Gabriel Márquez, lo cual confiere a sus apariciones cierto aire de novela negra).

Las influencias son múltiples, desde la mitología (es imposible no encontrar conexiones temáticas, aunque en modo alguno de estilo o intención, con «American gods«, de Neil Gaiman) hasta el cómic. Por ejemplo, no se ocultan en modo alguno, más bien se resaltan, los paralelismos entre el doctor Zanzaborna y Stephen Strange (aunque, personalmente, también encuentro similitudes con otro personaje más oscuro, Baron Winters, de la serie «Night Force», quizás por beber todos ellos de una misma fuente). También, cómo no, cabe encontrar antecedentes literarios. A este respecto, quisiera centrarme en una tendencia surgida hacia finales de los 90 y consolidada durante la pasada década: el New Weird.

«New Weird» es una etiqueta un tanto polémica (porque la mayor parte de los escritores a los que se ha aplicado niegan cualquier tipo de sentimiento grupal; por consiguiente cabría hablar de inquietudes similares antes que de movimiento cohesivo), auspiciada principalmente por China Miéville y Jeff VanderMeer. Bajo su paraguas se acoge una fantasía alejada tanto de las sagas épicas que han dominado el panorama desde «El señor de los anillos»  como de los movimientos asociados a la fórmula bestseller de los ochenta (series centradas en un personaje carismático, a menudo en un entorno urbano con elementos fantásticos ocultos o públicos). Suelen ubicarse en mundos secundarios, centrando la acción en urbes, con hibridación entre géneros (con toques de ciencia ficción y terror). El apelativo de New Weird viene dado por ciertas resonancias con la New Wave (en lo referente a la búsqueda de la excelencia narrativa y la experimentación formal) y por la influencia de la fantasía pulp de los años treinta, cuyo máximo exponente fue la revista Weird Tales.

«Fieramente humano» abraza en parte estos parámetros (aunque, por ejemplo, no crea un mundo secundario, sino que más bien lo fusiona con lo que consideramos cotidiano). De igual modo, supone una evolución lógica de la obra desarrollada previamente por el autor. En cuanto a la faceta «weird», alcanza su máximo exponente en la historia de los once peregrinos (que es, además, la semilla original de la novela). Se trata de una historia que bien hubiera podido ser alumbrada por un autor cercano a la fantasía macabra como Howard (me ha recordado poderosamente su relato «El fuego de Asurbanipal»), aunque, por supuesto, con un enfoque literario muy diferente.

La historia fluye, te atrapa y te arrastra hacia su conclusión. Una vez superada cierta confusión inicial motivada por la multiplicidad de puntos de vista (así como de hilos temporales e incluso estilos), resulta imposible no quedar tan preso como el propio Zanzaborna en la trama, que a su vez cumple perfectamente la misión de insinuar que lo narrado es sólo una de las muchas historias que alberga la Ciudad, y quizás ni siquiera la más importante, aunque alcance tal categoría temporalmente.

A fuer de sacar algún pero, lamento un poco que en ocasiones no confíe plenamente en el lector y se decida a explicitar aquello que ha estado insinuando con gran acierto (perdiendo impacto en el proceso), o la reiteración de Gabriel Márquez en remarcar que sabe que sabe más de lo que supuestamente sabe (algo tal vez potenciado por coincidir en su caso la voz narrativa con el protagonista). Estos detalles, privan al relato de algo de sutileza, cuando sus mejores bazas se juegan en la insinuación.

En el extremo opuesto encontraría las acciones de los once peregrinos y, en un sentido más amplio, la forma de plasmar la malevolencia del poder que se encuentra detrás de la historia. Ahí tal vez hubiera agradecido una mayor brutalidad (o diversificación, pues queda todo muy restringido al plano de la dominación sexual, una faceta que no termino de encontrar desarrollada de forma satisfactoria caso de formar parte de algún tipo de tesis).

Acabada la novela (y cerrado, al menos por el momento, el arco de Gabriel Márquez, Niete Nowan y el Corazón de las Tinieblas), deja con la satisfacción de una narración bien concluida y con las ganas de seguir explorando la Ciudad y conociendo las historias de sus habitantes «especiales». Por suerte, no cabe duda de que no hemos conocido lo último de ciertos personajes (que no voy a revelar, que si no le quito la gracia a las elucubraciones sobre quién sobrevive a la contienda… y en qué condiciones).

Agradezco a NGCFicción! el envío de un ejemplar de «Fieramente humano» para su reseña en Rescepto.

Otras opiniones:

Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:

~ por Sergio en junio 2, 2011.

9 respuestas to “Fieramente humano”

  1. Coincido bastante con tus apreciaciones. Salvo quizá que yo no vi fallido el recurso de la dominación sexual. Aprecié otros elementos de brutalidad, aunque no tan explícitos. De hecho, a mí fue un detalle relacionado con Zanzaborna (que no voy a desvelar) lo que más me sobrecogió, y no era un asunto relatado usando el sexo, sino de ética pura y dura. Moralidad, si nos vamos al plano social. Pero quizá sean neuras mías XD

  2. Desde luego, ninguno de los personajes es un paradigma de comportamiento ético (y Zanzaborna quizás sea de los más inmorales… pese a proclamar lo mucho que ha aprendido desde su juventud). Lo bueno es que esto aleja el enfrentamiento del maniqueísmo simple y ofrece un sustrato filosófico más ambiguo e interesante.

  3. Confieso que yo también coincido bastante en el análisis que hace de la novela, incluidos (visto ahora, con cierta distancia) los detalles que comenta respecto a ser demasiado explícito en algunas ocasiones.

    Pero, bueno, tonto sería si no coincidiera con un análisis de mi novela que la pone bien y, encima, argumenta coherentemente lo que dice. Además, soy el autor, o sea que mi opinión no cuenta, ;-)

  4. ¡Será posible!

    Un autor que comenta y un bloguero que argumenta… ¡Se están perdiendo las buenas costumbres!

  5. ¡Es el apokeklipse!

  6. […] un par de meses entrevisté a Rodolfo Martínez a raíz de la publicación de Fieramente humano. Para prepararla convenientemente, aparte de reencontrarme con un puñado de relatos que se […]

  7. […] en Abril de este año. Y esa misma tarde, Rodolfo Martínez presentó sus tres últimas obras: Fieramente humano, Sondela y Cabos sueltos. Por último, el domingo 24 por la tarde Montse de Paz hizo lo propio con […]

  8. Coincido bastante con tus apreciaciones. Salvo quizá que yo no vi fallido el recurso de la dominación sexual. Aprecié otros elementos de brutalidad, aunque no tan explícitos. De hecho, a mí fue un detalle relacionado con Zanzaborna (que no voy a desvelar) lo que más me sobrecogió, y no era un asunto relatado usando el sexo, sino de ética pura y dura. Moralidad, si nos vamos al plano social. Pero quizá sean neuras mías XD
    +1

  9. […] novelas y relatos independientes le ha dado dos premios Ignotus (El abismo te devuelve la mirada y Fieramente humano) y el Minotauro de 2005 (Los sicarios del cielo). Perfecto. No obstante… es otra apuesta […]

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