El Señor de la Noche

El pasado día 24 de mayo fallecía a los 67 años la escritora británica Tanith Lee. Con casi un centenar de libros publicados entre 1971 y 2013, fue una autora prolífica, aunque con escasa suerte editorial. Tras su salto a la profesionalidad en 1975 con la edición americana por DAW Books de «The Birthgrave», su primera novela fantástica adulta (que le reportó una nominación al premio Nebula), se movió principalemente por sellos pequeños y ediciones en rústica, alternando entre libros juveniles y para adultos, así como explorando la fantasía (el género al que más se la asocia y en el que más éxito cosechó), la ciencia ficción y el terror (con una orientación claramente neogótica).

En España, gozó de un breve período de popularidad con la edición a  mediados de los ochenta en la colección Fantasy de Martínez Roca de dos de sus obras, «Volkhavaar» y «El Señor de la Noche», que se alzaron en años sucesivos con el premio Gigamesh de Fantasía. Desde entonces, sin embargo, sólo han visto la luz en nuestro idioma otros seis libros (la mitad de ellos juveniles), que no lograron darle suficiente visibilidad ni continuidad.

«El Señor de la Noche» («Night’s master», 1978) fue uno de los primeros títulos de su carrera, y el que inauguró la serie Relatos de la Tierra Plana. Al estilo de «Las mil y una noches», Lee narró por medio de una serie de historias entrelazadas la influencia de Azhrarn, el señor de los demonios, en una Tierra anterior a nuestra era, cuando el mundo aún era plano y la magia campaba libre.

Azhrarn se manifiesta principalmente (al poseer la capacidad de cambiar de forma, adopta a veces la de un águila, o cualquier otra que se ajuste a sus propósitos) como un hombre apuesto, pálido, de cabello y ojos oscuros y un atractivo casi irresistible para los mortales. Su reino es el submundo, donde se yergue una única ciudad, Druhim Vanashta, habitada por demonios de tres clases, los drin (feos e industriosos, con cierta similitud con los gnomos y con su talento para los trabajos manuales), los eshva y os vazdru, aunque por las noches sale a pasear por la Tierra, cometiendo al azar actos de maldad.

Se trata de un personaje complejo, en el que la autora sabe conjugar la atracción y la repulsa. Tan pronto es capaz de mostrarse mezquino y rencoroso, o de cometer injusticias por el mero placer de provocar daño, como puede sentirse puntualmente conmovido por la belleza o el destino y mostrarse piadoso, e incluso magnánimo. Es un ser amoral, un catalizador del caos movido por el impulso del momento, incapaz de medir (o sentir interés por) las consecuencias de sus actos (aunque hacia el final logra redimirse… motivado, eso sí, por el mayor egoísmo imaginable).

En cuanto a las historias en sí, cuanto menos cuente de ellas, mejor. En «El Señor de la Noche» nos encontramos joyas malditas, almas escindidas, hechiceros, venganzas e historias de amor, articuladas en torno a una estructura ingeniosa. La novela la componen tres libros, «Luz subterránea», «Embusteros» y «El encanto del mundo», subdivididos a su vez en dos partes, con tres capítulos cada una (es decir: 6, 6 y 6 capítulos). Los libros son mayormente independientes (aunque hay pequeños detalles que los interconectan, haciendo de la obra un todo unitario). Dentro de cada uno, cada parte desarrolla una historia, con la segunda tomando como punto de partida algún elemento o personaje secundario de la primera. Por último, cabe destacar cómo la transición entre capítulos supone siempre un giro importante en la trama (cambiando incluso de protagonistas o enfoque), lo cual hace el libro deliciosamente impredecible.

Otro de los puntos fuertes de la novela lo encontramos en su estilo, muy declamativo, lo que refuerza la impresión de encontrarnos no ante una novela, sino ante el relato oral de acontecimientos fantásticos, adornado con cierta sensibilidad poética (que alcanza su máxima expresión en los circunloquios con los que se alude a los numerosos encuentros sexuales). La Tierra Plana es un lienzo mítico, mágico y misterioso, en el que Lee pinta con gran sensibilidad sus historias. No deja de resultar significativo el papel que en buena parte de ellas juega algún tipo de cuentacuentos o juglar errante, pues desde su extrema modestia suele representar la fuerza opositora a los designios del mismísimo señor de los demonios.

A ese respecto, también es de destacar la fascinación apenas disimulada por lo demoníaco, por el mal, aunque sin caer en el recurso simplón de invertir los términos. El que seamos capaces de aceptar sin problemas ese enfoque se debe tal vez a que Azhrarn no encarna una malevolencia dirigida, metódica, con propósito, sino que muestra una crueldad caprichosa, que se deleita en sus vilezas con la «inocencia» de una travesura, una broma pesada a nuestra costa. Actuar así es parte de su naturaleza, y resulta difícil sentir antipatía por una fuerza natural.

Desde una perspectiva actual, también es refrescante encontrar una respresentación como ésta del mal, sin tontas justificaciones que lo maticen y lo suavicen, que pretendan mostrárnoslo bajo otra luz desde «su punto de vista». Si algo deja claro la lectura de «El Señor de la Noche» es que el mal existe, y que nadie está por encima de él (se nos muestran varios ejemplos de personas bondadosas que debido a las circunstancias experimentan cambios radicales, sin que ello sirva necesariamente como excusa ni quepa el consuelo de la redención de última hora). Pese a ello, o quizás por esa precisa razón, incluso cuando nos identificamos y ansiamos la victoria final de sus víctimas Azhrarn nos resulta atractivo, y creo que eso dice mucho de lo que somos, de la faceta oscura que todos albergamos en nuestro interior.

«El Señor de la Noche» fue finalista en 1979 del World Fantasy Award (que cosechó «Gloriana«, de Michael Moorcock, contándose también entre los finalistas «La danza de la muerte» de Stephen King). El ciclo de Relatos de la Tierra Plana se completó con «Death’s master» (1979, ganador del British Fantasy Award, siendo la primera ocasión en que una mujer obtenía este galardón y la única hasta el año pasado), «Delusion’s master» (1981), «Delirium’s mistress» (1986) y «Night’s sorceries» (1987). Al parecer, existían planes para un par de tomos adicionales, cuyo futuro ahora es incierto.

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Tanith Lee (19 de septiembre de 1947 – 24 de mayo de 2015)

IN MEMORIAM

Otras opiniones:

• De Ekeledudu en Sopa de Libros

Otras obras de la misma autora reseñadas en Rescepto:

• Don’t bite the sun (1976)
• Volkhavaar (1977)

~ por Sergio en junio 1, 2015.