Diástole

Cuando median cuatro años entre la primera y la segunda novela publicadas se nota. Vaya si se nota. “Diástole” es el segundo libro de Emilio Bueso. Entre éste y su debut en el 2007 se alinean muchas palabras, algunas publicadas a modo de relatos sueltos, otras, la mayoría, inéditas. Son palabras, líneas y párrafos necesarios para esculpir a golpe de escoplo el estilo. Para sacar callo en la mano que empuña el martillo. Para hacer acopio de herramientas. Así llega un momento en que cuando lees un texto percibes que el autor te está devolviendo la mirada (o haciéndote un calvo, lo que se tercie; en cualquier caso el emisor se ha hecho unívoco). A Emilio le han bastado dos libros (publicados, que los escritores tenemos muchos cadáveres apestando en los armarios y algún que otro cuerpo conservado en la morgue, por si aún le podemos meter un chute de electricidad y sacarlo a la calle para que lo persiga con antorchas el populacho).

“Diástole” describe una intersección en cuatro actos, cuatro noches, entre un pintor yonqui y acabado, Jérôme, y un ruso misterioso, Iván, que lo contrata para que pinte su retrato al óleo. En un chalet, perdido en algún lugar de los Pirineos franceses, desde la medianoche hasta la salida del sol, se suceden las cuatro sesiones de posado, en las que Iván relata su vida a Jérôme, le contamina con ella, para que la plasme en el lienzo… y algo más.

Hundido en el abismo de la heroína, el pintor se entrega a esta oportunidad postrera de recuperar su arte. Cueste lo que cueste. Aunque le cueste la vida. Aunque se sepa bajo la vigilancia de un comando de fuerzas especiales rusas, dispuesto a terminar con la amenaza representada por Iván y por el arma que utiliza como garantía de supervivencia. Aunque ello le exponga a las radiaciones tóxicas de una maldición venida de Chernóbil, de San Petersburgo, de los montes eslovacos y quién sabe de cuántas etapas antes, remontándose hasta los albores mismos de la humanidad.

Cada personaje nos cuenta su historia. Iván en pasado. Un pasado de errores y oportunidades que quizás nunca se llegaron a perder porque nunca fueron totalmente suyas. Jérôme en presente. Un presente hundido bajo el peso de un talento y una vida desaprovechados, inmutable, ineludible. La narración avanza con igual inexorabilidad. Noche tras noche, segundo a segundo, un latido tras otro. Por cada tic, hay un tac; por cada sístole una diástole. Igual y al mismo tiempo diferente.

Los elementos se repiten, se barajan y acentúan, creando una urdimbre férrea, tensada entre frases breves y estructuras sintácticas insistentes. La heroína, el plutonio y la sangre se derraman y entremezclan a instancias del ritmo palpitante de la narración, que ni se esconde ni se recrea, asestando golpes secos y directos, olvidando la defensa para quien tenga algo que defender.

“Diástole” se mueve a contracorriente. Reivindica a los monstruos. Los despoja del falso manto de romanticismo, de las vanas justificaciones con que se ha intentado domesticarlos. Ya muestre a un heroinómano, un proxeneta o… o algo mucho peor, lo hace abiertamente. Aquí y ahora. Porque el infierno no es sólo un concepto que espantaba a nuestros antepasados del medioevo. El infierno puede encontrarse, si se busca, en nuestro mundo, y puede vivirse a la luz de nuestras bombillas, por azar o por propia elección. Incluso puede transmitirse… siguiendo el ritual oportuno. Pero tampoco busca impactar por impactar. Cada elemento encaja con precisión, como en un mecanismo de relojería.

El terror no surge al acabarse la cuerda. No suena ningún timbre estridente, ni salta algún monigote a instancias de un resorte liberado. El horror habita en el tic-tac, en la secuencia inexorable. Sístole, diástole, sístole, diástole. Hasta la conclusión.

Que no es sino un eslabón más en la cadena.

PS: No hagáis mucho caso de la portada. Lo habitual es comentar que revela demasiado. Yo, por el contrario, pienso que yerra por completo a la hora de definir la novela.

<EDITADO-14-7-12> Novela ganadora del premio Celsius 2012.

Otras opiniones:

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~ por Sergio en julio 26, 2011.

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