Señores del Olimpo

Ya es definitivo: no conecto con Javier Negrete (o a la inversa).

No es que «Señores del Olimpo» me parezca una mala novela, ni nada por estilo, pero salvo en momentos puntuales me deja frío, no consigue transmitirme el sentimiento épico y maravilloso que el tema casi impone. En mi ránking particular, la situaría entre medias de «El espíritu del mago» y «La espada de fuego«, lo cual es bastante común, pero si habéis leído mis críticas a ambas obras sabréis que no acabaron de entusiasmarme. De hecho, mi Negrete preferido es el que se dedicaba sin tapujos a la ciencia ficción (con «La mirada de las furias» o «Estado crepuscular»). Sí, quizás a nivel estilístico esté mucho más depurado ahora, pero disfrutaba más con aquellos desarrollos (lástima que dé la impresión de que los años de ciencia ficción han quedado atrás; y lo entiendo perfectamente, que si hay posibilidad de sacar algo más que disgustos de la literatura hay que aprovecharla).

No se trata de que me desagrade la combinación de elementos contemporáneos con la fauna olímpica (tales como el brazo biónico de Zeus para lanzar rayos). Soy de la generación de Ulises 31, así que esto lo veo de lo más natural. Tal vez sí lamente el exceso de fusión entre mitos, no todos ellos griegos, pues desde niño siento una fuerte atracción hacia la mitología y su sentido subyacente y la liberación de cierto titán por cierto héroe, por ejemplo, se me antoja un poco forzada (todo lo referente a ese titán, en realidad, está un poco traído por los pelos). Pero bueno, al fin y al cabo son licencias que se toma el autor para conseguir dar coherencia a una historia que en su origen ya es bien poco conexa (como tratar de hacer un puzzle único y con sentido con piezas de varios).

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Mi auténtica queja la expongo a nivel narrativo. Salvo momentos muy señalados, tango la impresión de que el relato pasa de puntillas por encima de personajes, escenarios y acciones. Tras un potente prólogo, en el que asistimos a la furia desatada del señor de los dioses, la narración baja de intensidad y de detalles. Por usar un símil, sería como cuando al consultar Google Earth se le da al mando de Zoom Out y lo que estamos viendo pierde detalle. Muy de tanto en tanto, Negrete le da al botón de aproximar la acción, y entonces nos encontramos con grandes momentos como aquellos que describen a Tifón, el antagonista de la historia (junto con un ejército de gigantes y una rebelión en toda regla de las criaturas no humanas), pero en seguida volvemos a alejarnos.

No se trata tanto de que se produzcan lagunas, que no las hay, sino de que todo se simplifica en exceso, pierde intensidad. Casi tengo la impresión de que «Señores del Olimpo» inicio su vida como novela juvenil, y que la complejidad de la trama acabó por empujarla hacia el terreno de la novela fantástica para adultos (e incidentalmente a ganar el Minotauro).

Pese a todo, tengo que decir que la novela se lee con agrado y de un tirón (casi resulta una lectura demasiado fácil para dejar huella). Negrete domina la acción y las grandes batallas (no descubro nada nuevo) y mantiene en todo momento las riendas de la historia con mano firme, dejando que las subtramas se vayan entrecruzando para desembocar allá donde quiere, sin dejar flecos sueltos (alguno hay poco firme, pero eso es debido a lo ambicioso del enfoque, que obliga a bregar con mucho en pocas páginas). Desde luego, los parabienes no le llueven sólo desde nuestro país, pues acaba de recibir el premio Utopiales 2008 a la mejor novela fantástica editada en Francia. Así que, como decía al principio, quizás sea yo, que no conecto con su escritura. Veremos qué pasa con «Alejandro y las águilas de Roma», que la tengo esperándome en la pila de lectura.

Podéis consultar otras opiniones en:

Otros libros del mismo autor reseñados en Rescepto:

~ por Sergio en diciembre 8, 2008.

2 respuestas to “Señores del Olimpo”

  1. Pues yo discrepo de esta opinión. Sus Señores del Olimpo me gusto, ae de lectura amena y agil (lo que se agradece, de verdad) y ese tratamiento de los dioses griegos a modo de superheroes o parecido, me divirtió mucho. A partir de ese libro he podido disfrutar de Alejandro Magno y las Aguilas de Roma, (que quizas no esta a la altura de Señores…, básicamente porque no se cierra la historia y quedan cosas en el aire para una inevitable segunda parte) y sobre todo Salamina, que me ha gustado especialmente (quizás porque esa época de la historia, y ese personaje en concreto de Temistocles siemrpe me han atraido)a pesar de no tener más elementos fantásticos que las licencias historicas propias de un escritor de novelas.

  2. Ya comentaba que debe ser falta de conexión, pues estoy claramente en la minoría en mi apreciación de las obras de fantasía de Negrete (que, repito, no me parecen malas, pero tampoco remarcables). A «Salamina» le tengo ganas, para ver cómo se desenvuelve en la novela histórica pura, pero me temo que por ahora tendrá que esperar.

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