El letargo del pájaro de fuego

El panorama editorial fantástico ha sufrido en los últimos meses un vuelco (y lo que le queda). Han desaparecido editoriales, se han cerrado muchas puertas y se abre ante nosotros un futuro incierto. Pero como la naturaleza aborrece el vacío, también han surgido proyectos dispuestos a ocupar el hueco (con un importante ajuste de escala y de estrategias). A todo lo cual, por supuesto, no puede ser ajeno el colectivo de escritores, con un importante número de nuevos autores dando un paso adelante (y un no menos importante de veteranos decidiendo que hasta aquí hemos llegado).

Los resultados de esta dinámica los podemos encontrar, por ejemplo, en la joven editorial Kelonia, que para sus dos primeros títulos de la colección Ficción ha contado con sendos autores que empiezan a abrirse paso en la literatura fantástica. Ya tuve ocasión de analizar «El rey trasgo: la ciudadela y la montaña«, la novela de fantasía épica de Alberto Morán, y ahora le toca el turno a «El letargo del pájaro de fuego», una historia de ciencia ficción firmada por Laura S. B.

El planeta Arkadia, otrora paradigma de la libertad, ha devenido con el discurrir de los siglos en un imperio corrupto, hiperburocratizado, militarista y presa de las más terribles desiguladades sociales. Para agravar las cosas, una misteriosa epidemia empieza a cebarse en su población, sumiendo a los enfermos en un profundo coma y expandiéndose a una velocidad alarmante. Tal es el grado de preocupación que las autoridades invitan a la doctora Aldrim, especialista en epidemiología y arkaniana exiliada por propia voluntad, a regresar a su mundo natal para ponerse al frente de la investigación.

Los estudios preliminares pronto revelan que detrás de la plaga hay mucho más que una mutación espontánea, y contra el fondo de una sociedad que se derrumba, las luchas por el poder dejan relegada la búsqueda de una cura a un plano muy secundario. Así pues, para cuando la enfermedad acaba mostrando su auténtica naturaleza, los acontecimientos se han precipitado hasta desembocar en una auténtica guerra civil, cuyo resultado marcará el destino futuro de Arkadia.

Si hay un tipo de ciencia ficción que estos tiempos complicados para el género mantiene su vigencia, ése es el de las distopías, y la fortaleza de «El letargo del pájaro de fuego» recae precisamente en su componente distópico. Su primera parte, «Pandemia», muestra una doble vertiente. Por un lado, el análisis de una situación insostenible, en la que resulta imposible no detectar el reflejo de nuestra propia realidad (desahucios, represión policial, incertidumbre económica, marginación, corrupción política…), por el otro, la investigación del misterio científico que supone la aparición de una enfermedad que sólo afecta a arkanianos (es decir, una combinación de aproximaciones que en el pasado hubiéramos tildado de soft y hard).

El éxito alcanzado en cada aproximación es desigual. Mientras que en la faceta social su grado de conexión con los problemas actuales (con el distanciamiento y cambio de perspectiva que propicia la literatura fantástica) confiere al texto plena vigencia y considerable impacto, la parte científica queda un tanto desdibujada por un insuficiente dominio de las disciplinas implicadas (he de precisar que mi formación biológica hace estas carencias mucho más evidentes, pero aun así centrar la narración en el trabajo de una viróloga, sin una base teórica lo suficientemente amplia para asegurar la máxima plausibilidad, es un riesgo que ha corrido la autora y que posiblemente le pueda costar a la obra el poder conectar con los aficionados a la ciencia ficción más técnica).

La segunda parte, «Alzamiento», opta por variar el tono, decantándose más por la acción (a la cual no es ajena la entrada en escena de dos tipos diferentes de supervivientes a la infección), aunque sin olvidar las relaciones personales, con especial atención a los vínculos familiares. Son muchos los elementos introducidos, quizás demasiados, lo que obliga a cierta superficialidad en todos los frentes. Sin que estríctamente lo sea, «El letargo del pájaro de fuego» se aproxima a la ciencia ficción juvenil en tono y no llega a desarrollar los temas presentados a lo largo de la primera parte (también opta por una mayor vaguedad científica, lo que a la postre le resulta beneficioso).

En cuanto al estilo general, es sencillo pero correcto (salvo por algún que otro concepto erróneo), con un buen sentido del ritmo. Existe, eso sí, cierta descompensación entre la propuesta (es decir, la complejidad de los elementos reunidos) y su materialización (que deja la mayor parte infradesarrollados), lo que hace pensar en que tal vez algunos se traten de préstamos faltos de suficiente integración en el conjunto de la trama.

En definitiva, encuentro «El letargo del pájaro de fuego» una obra un tanto dispersa, con demasiados frentes a los que atender para su extensión. Una extensión, por otra parte, óptima para propiciar una lectura ágil. La pena es que sobre sus cimientos (con un acertadísimo contexto social, justo en la línea que necesita seguir la ciencia ficción para mantener su relevancia en estos tiempos) podría haberse levantado un edificio mucho más ambicioso. Me temo que ahí la autora muestra su inexperiencia, quedando la obra final un tanto por detrás de lo que podría haber sido.

Agradezco a Kelonia Editorial la entrega de un ejemplar de «El letargo del pájaro de fuego» para su reseña en Rescepto.

Otras opiniones:

~ por Sergio en noviembre 26, 2012.

2 respuestas to “El letargo del pájaro de fuego”

  1. Muchas gracias por la reseña. Se echan de menos opiniones que no tengan miedo en ahondar un poco en las flaquezas, en dar tanta importancia a lo bueno como a lo malo. En este mundillo, saber aceptar y aprovechar una crítica debería ser parte de la formación de un escritor (siempre y cuando como en tu caso sea incluida con respeto y educación, claro).

    Yo asistí a la presentación de otro libro que reseñaste «El rey trasgo» y lo compré. Hablando de la editorial, me sorprendió gratamente que el precio del mismo fueran 15 euros. Un libro no debería costar en ningún caso más que eso, es mi opinión, a menos que se gastasen más en producirlo. Hay que hacer los productos competitivos. Tengo curiosidad por ver cómo evoluciona esta nueva editorial. Como dices, los tiempos están cambiando, y el suelo se mueve bajo nosotros.

  2. La educación es fundamental, que sé lo mucho que un autor invierte (tanto en tiempo y recursos como sobre todo emocionalmente) en un libro, y ello no está reñido con la sinceridad. Una reseña que no fuera sincera a todos los niveles no sería útil ni para los lectores ni para el escritor (aunque las reseñas de Rescepto se dirigen principalmente a los lectores).

    En cuanto al precio de los libros… Es un tema complejo. De todas formas, el prescindir de una distribución tradicional permite ajustar algo más los costes y trasladar esa rebaja al consumidor final. La situación sigue en plena evolución. Es muy posible que cuando se consolide el modelo sea posible ajustar todavía más. Editoriales como Kelonia están ahí, explorando las nuevas posibilidades. Sólo hay que darles algo de tiempo para madurar (y lo mismo podría aplicarse a los nuevos autores).

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