Enemigo mío

Barry B. Longyear irrumpió en el campo de la ciencia ficción en 1979 con varios relatos aparecidos en la Issac Asimov’s Science Fiction Magazine, que en su conjunto le valieron al año siguiente el premio John W. Campbell al mejor nuevo autor. De entre toda aquella producción, destaca la novela corta que, de hecho, fue ilustración de portada del número de septiembre de la Asimov’s, «Enemigo mío» («Enemy mine«), que le valió los premio Hugo, Nebula y Locus (la principal competencia para el Hugo y el Locus fue posiblemente la magnífica «La Casa del Canto», de Orson Scott Card, que en 1980 se convertiría en la primera parte de la novela «Maestro cantor»).

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La historia de «Enemigo mío» es extremadamente simple. Se está librando una guerra interplanetaria entre los seres humanos y una raza alienígena reptiliana, a la que llaman despectivamente los dracs. El piloto Willis Davidge se enfrenta con su caza con una nave drac en la atmósfera de un planetillo insignificante, con el resultado de que ambos se derriban mutuamente, quedando abandonados sin posibilidad de contactar con sus respectivas flotas. Condicionados a odiarse, los primeros encontronazos entre ambos son violentos, pero las duras condiciones de vida en el mundo en el que han naufragado, que incluyen periódicas lluvias de meteoritos, los obligan a colaborar a regañadientes.

Así, poco a poco, el odio y la desconfianza van dando paso a una colaboración forzada y, a medida que van pasando los meses e incluso los años a una comprensión e incluso un afecto recíprocos, que se extiende al interés por comprender la lengua y la cultura del contrario. Cuando el drac, llamado Jerry por Davidge (deformación inicialmente burlesca de Jeriba Shigan), se queda autoembarazado (una característica del ciclo vital de su especie), Davidge se ve obligado a asumir nuevos roles que completan su transformación interior… aunque en el mundo exterior el conflicto, dirigiéndose ya hacia una nueva fase más pacífica, está lejos de haberse solucionado (aun presentando ciertos paralelismos con la Guerra Fría, la memoria que evoca es sobre todo de la Segunda Guerra Mundial, como si ambos pilotos fueran un estadounidense y un japonés derribados en la misma isla del Pacífico).

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Lo cierto es que no hay ninguna razón por la que «Enemigo mío» debería ser tan efectiva. La historia de dos enemigos jurados que aprenden a respetarse e incluso a apreciarse a través del conocimiento mutuo es un cliché repetido una y mil veces. La forma más popular suele involucrar a un guerrero que por los azares de la guerra es acogido por los «salvajes» y acaba transformándose en uno de ellos (lo hemos visto en películas desde «Bailando con lobos» o «Un hombre llamado Caballo» a «Avatar», sin olvidar variaciones sobre el tema como «El último samurai» o incluso ejemplos históricos reales, como el del conquistador español Gonzalo Guerrero y los mayas).

La historia de Barry Longyear es al mismo tiempo más minimalista y más equilibrada, aunque el punto de vista es el humano (el narrador es Davidge), con una contención que le da una cualidad casi teatral y que enfatiza la importancia de los dos (en realidad tres) personajes principales y el proceso de aceptación del drac que se verifica en la mente del humano, venciendo la deshumanización que le ha sido inculcada. Longyear, además, sabe condensar en las pocas páginas de la novela corta todo un carrusel de emociones, sin que falten tampoco los momentos humorísticos, lo que convierte su lectura en una experiencia muy gratificante.

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En 1983, Longyear publicó una secuela, la novela «The tomorrow testament» e incluso un tercer libro en 1997, bajo el título de «The last enemy«, recopilando todo ello en una edición omnibús en 1998, junto con material adicional (como una serie de aforismos del Talman, el libro sagrado de los drac, o una muestra del vocabulario alienígena), como «The enemy papers» (en la que la versión de «Enemigo mío» es una muy revisada y ampliada, subtitulada «The author’s cut«). Además, por supuesto, tras una compleja producción (que incluyó un cambio de director y la regrabación de buena parte del material), en 1985 se estrenó la adaptación cinematográfica, dirigida por Wolfgang Petersen y con Dennis Quaid como protagonista. Se trata de una obra bastante fiel en sus dos primeros actos, que solo se desvía un tanto en la conclusión (por problemas presupuestarios y quizás también por ofrecer algo de acción)… lo cual es un pena, porque para mí el último acto es casi el mejor de toda la novela corta (con una maravillosa recompensa emocional que se diluye en la versión cinematográfica).

Pese a que fue un fracaso en su época al recaudar solo 12 millones sobre un presupuesto de 29, la película ha ido adquiriendo cierto estatus de culto (sobre todo gracias a la interpretación de Jerry por parte de Louis Gossett Jr.) y ha tenido algún que otro remake inconfeso (como en dos ocasiones distintas por parte de guionistas de Star Trek, primero en el episodio «El enemigo», de Star Trek: la Nueva Generación [1989], y de forma todavía más evidente en el episodio «Amanecer» de Star Trek: Enterprise [2003]). Ese mismo 1985 se publicó la novelización de la película, firmada por Barry B. Longyear y David Gerrold (aunque seguramente fue este último quien trabajó en solitario sobre la obra original para adaptarla al guion filmado).

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Tras un debut tan impactante, sin duda se esperaban grandes cosas de Barry B. Longyear, pero lo cierto es que su carrera nunca ha vuelto a brillar a la misma altura (o cerca siquiera). A los mencionados, se añaden una docena más de libros, entre los que destacan los del Circus World, una antología y dos novelas sobre un planeta colonizado por los descendientes de una troupe circense que se estrelló y quedó aislada allí, publicado todo ello entre 1978 y 1981.

Otras opiniones:

~ por Sergio en enero 24, 2023.

11 respuestas to “Enemigo mío”

  1. Enemigo mío recuerda mucho a la película Infierno en el Pacífico, donde se narra la convivencia forzosa de dos náufragos, uno norteamericano y otro japonés, en una isla desierta del Pacífico durante la II Guerra Mundial. Y sí, el argumento del relato no tiene nada de particular, su gran mérito -a mí me encantó cuando lo leí- es su redacción, tierna y humana sin caer en la cursilería.
    Cosa que no encontré en la película basada en ella, donde se limitaron a copiar lo más superficial de la narración sin entrar en la parte digamos afectiva de la misma, eso sin contar con la parafernalia añadida para darle un tono más «comercial».
    En resumen, el relato me gustó mucho y la película no me gustó nada. Pero esto es algo que suele ocurrir muy a menudo.

    • Hubo muchas presiones por parte de la productora para hacer la película más Star Wars y justificar así un presupuesto que se les había salido de madre. Quitando el final, sin embargo, no me desagradó (aunque quedara muy lejos del original). Como ya comento, mucho tiene que ver con la actuación de Louise Gosset Jr. (quien, por cierto, se inventó y pronunció personalmente el acento drac, gorgoteos incluidos).

      • He de reconocer que, salvo excepciones, suelo preferir las versiones literarias orginales a las adaptaciones cinematográficas, supongo que será porque siempre me ha gustado más leer e imaginarme la historia que ser un mero espectador al que se lo dan todo hecho o casi hecho.
        De todos modos, lo que sí me fastidia mucho es cuando la productora -normalmente norteamericana- impone un «toque comercial» al guión que a veces le sienta a la historia como a un Cristo dos pistolas. Y en este caso concreto la sensación que extraje era que le habían enchufado un «made in Hollywood» en plan, como acertadamente indicas, «Guerra de las galaxias» que estaba completamente de más.
        Pero bueno, es mi opinión personal e intransferible…

  2. Es una mis películas favoritas, y mucho tiempo no supe que estaba basada en un libro que por cierto sigue en mi lista de lecturas pero que ahora mismo subo para poder leerla lo más pronto posible, gracias por la tan detallada reseña.

    • Que yo sepa, hay al menos dos ediciones en español. La más antigua es de Nueva Dimensión, no recuerdo el número pero podría mirarlo, con la anécdota de que tradujeron el título como «Mina enemiga». Ésta es la que leí yo primero.
      Y luego está la de Robel, en la colección Doble, cuya portada reproduce Sergio.
      No sé si habrá alguna otra más reciente.

  3. Al parecer hay una edición más reciente en un ezine cubano, pero hoy por hoy lo más accesible debe de ser la edición en uno de los volúmenes recipilatorios con lo mejor de los premios Hugo (1980-1982) en Gran Super Ficción de Martínez Roca. Lo de Nueva Dimensión (que también es donde la he leído yo, varias veces), es en el número 139, y ahí sí que está el título correcto. Lo que recuerdas, José Carlos, es un número anterior de la revista donde anunciaban los ganadores del premio Hugo y que ese título en concreto iban a traducirlo en ND. Fue ahí donde se les coló lo de «Mina enemiga» (lo cual no era mala suposición, aunque luego debió de ser muy embarazoso). Gracias, Aracelly. Léela. No te arrepentirás.

    • Ante todo, gracias por la corrección, hablar de memoria lleva a eso. Lo que sí acabo de comprobar en mi base de datos es que existe otra edición de Enemigo mío en Los premios Hugo 1980-1982 de la colección de Martínez Roca.
      También tengo un pequeño puñado de cuentos de Longyear repartidos por las dos ediciones de la revista Asimov anteriores a la de Robel, la de Picazo y la de Fórum, en total media docena contando Enemigo mío. No sé si habrá publicado algo más de él en español, pero sería una lástima que no fuera así porque es un escritor magnífico.
      Y sí, Aracelly, merece la pena leerla. Y si tienes la suerte de pillar alguno de sus otros relatos (si queréis os mando la relación completa de lo que tengo), mejor todavía.

  4. El film de Wolfgang Petersen es una de las películas de mi infancia, fue todo un impacto, pero todavía no he leído el texto en el que se basa. Parece que merece la pena.

    • Desde mi punto de vista el relato es muy superior a la película. Claro está que no pretendo sentar cátedra, sino dar mi opinión particular.
      En cualquier caso, merece la pena leerlo.

    • Salvo por el final, es una adaptacióm bastante buena… pero es que la novela corta es excepcional. Posiblemente, una de las mejores de la historia de la ciencia ficción.

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