Troika (Índigo – 5)

Reciente el éxito de la trilogía de “El Señor del Tiempo”, Loise Cooper consolidó su posición como una de las principales voces de la fantasía de su década con la octalogía de “Índigo”, publicada entre 1989 y 1994.

La serie narra el camino de expiación de su protagonista, la princesa Anghara de Carn Caille, quien el mismo día en que va a desposar a su prometido Fenran sucumbe a la curiosidad y viola el santuario de la prohibida Torre de los Pesares, llevando la destrucción a su reino y liberando siete demonios por el mundo. Maldita desde ese momento, asume el nombre de Índigo (el color del luto en su cultura) y se ve condenada a vagar inmortal hasta haber dado caza a esos demonios, entre los que destaca Némesis, caracterizada por el color plateado. Por fortuna no está sola en su misión, pues la Madre Tierra se compadece de ella y le concede como compañera a Grimya, una loba mutante, cuya capacidad de hablar la ha apartado de los suyos y con la que Índigo establece pronto un vínculo telepático.

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Desarrollada la premisa en el primer libro (“Némesis”), cada uno de los siguientes se ocupa del enfrentamiento entre Índigo (y Grimya) y uno de los demonios, empezando por el muy literal duelo de “Infierno” y ganando en sutileza con cada nuevo episodio (hasta que el invento descarrila por completo en el sexto libro, “Avatar”). Con el correr de los años (décadas incluso), y a resultas de la experiencia acumulada, el personaje de Índigo va madurando, y poco a poco acepta su culpa, logra perdonarse y descubre en su interior los recursos necesarios para vencer a su Némesis, que no es sino la manifestación externa de su propio lado oscuro.

Como en “El Señor del Tiempo”, resulta evidente la influencia de Michael Moorcock (con la destrucción de Carn Caille como reflejo de la caída de Melniboné en ), a la que habría que añadir un toque mitológico, con la recreación a grandes rasgos del mito de Pandora. La diferencia radica, por supuesto, en el compromiso de Índigo/Anghara por hacerse cargo de sus errores y poner remedio, en lo posible, a las consecuencias de su inconsciencia. En ese sentido, sin poder ser considerada exactamente una serie feminista, lo cierto es que “Índigo” es indudablemente fantasía de orientación femenina; ya no sólo por el sexo de su protagonista (algo que influye, y mucho, en el modo en que aborda cada uno de los restos), sino por un esfuerzo consciente y continuado por asumir esa perspectiva (a menudo descuidada o incluso ignorada, en un género que por aquella época se dirigía principalmente hacia un público masculino adolescente).

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El caso es que, superados los demonios segundo y tercero en “Infanta” y “Nocturno”, el cuarto se manifiesta en Reducto, el pequeño continente boreal de su mundo (justo en las antípodas de Carn Caille), y el encuentro se narra en el quinto libro de la serie, “Troika” (1991); muy posiblemente el mejor de la octalogía desde una perspectiva literaria y sin duda su punto álgido (como comentaba, el siguiente, “Avatar” resulta brutalmente anticlimático, y los dos últimos, “Espectros” y “Anghara”, no logran remontar y ofrecer un buen broche a la serie).

Alejada por completo de la fantasía épica, “Troika” constituye más bien todo un ejemplo tardío de novela gótica, con un escenario reducido (la granja y posesiones del conde Bray, aisladas del mundo exterior por los rigores de un invierno despiadado), unos personajes igualmente escasos en número y obligados a una convivencia cercana y el elemento sobrenatural, que se manifiesta en unas antiguas armas malditas y una aparición fantasmal (acompañada por una manifestación material, el totémico y poderoso tigre de las nieves).

Para complicar las cosas, Índigo, que a esas alturas lleva ya sesenta años recorriendo el mundo en compañía de Grimya, tendrá que enfrentarse a sus propios sentimientos, pues sin que ella lo sepa es precisamente del linaje del conde de Bray de donde procedía su prometido Fenran… y el actual heredero del mismo, Veness, es su viva imagen, despertando en ella sentimientos que creía dormidos, sin que le sea fácil precisar hasta qué punto son genuinos y en qué medida son un mero eco de lo que una vez sintió por Fenran (y que se ha obligado a reprimir durante décadas).

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Con todo ello, Cooper entreteje una historia sólida, opresiva, que se toma su tiempo para establecer cada situación y cada personaje, dejando que sobre la trama penda en todo momento la sombra premonitoria de la tragedia. El demonio de “Troika” es el de los odios enquistados por generaciones, el de la envidia y el rencor mezquinos, que en comunidades cerradas y aisladas no tienen otra salida que alimentarse a sí mismos hasta que lo devoran todo. No es un mal que vaya a afectar el destino de mundos, reinos o siquiera ciudades, pero no por ello resulta menos terrible y doloroso para quienes van a verse afectados por su despertar.

Quizás la fuerza de la novela radique precisamente en su cotidianidad. El escenario es fantástico, pero la tragedia nos es cercana. Episodios similares jalonan nuestra crónica negra; eso que solemos tildar, con cierto desdén, de crímenes de la España profunda. Claro que todos los países y culturas tienen su propia versión, así que más bien nos estamos refiriendo a la “humanidad profunda”, a un mal que llevamos con nosotros y que sólo espera la situación propicia, el estancamiento, para infectarse y dar inicio a un ciclo sin fin de violencia.

Pese a la calidad de este volumen, quizás empañado por la decepcionante conclusión de la serie, Louise Cooper apenas vería otra trilogía publicada en castellano, la de la Puerta del Caos (una secuela del Señor del Tiempo). Aun siendo bastante mejor escritora que muchos de sus compañeros de promoción, su obra corrió la misma suerte que la de casi todos los autores publicados por Timun Mas en los años 80 y 90. Las sucesivas reestructuraciones del sello los dejaron fuera del catálogo (que se centró aún más en las franquicias), y su asociación con una época particularmente floja de la edición fantástica en España les privó de una segunda oportunidad.

Otras obras de la misma autora reseñadas en Rescepto:

~ por Sergio en julio 26, 2016.

2 respuestas to “Troika (Índigo – 5)”

  1. Troika es sin duda el mejor volumen de esta serie. Comparto tu opinión de que la octología es bastante agridulce, con títulos buenos (Infanta) o muy buenos, como este Troika, con otro tediosos como ellos solos…

    El toque nostálgico me hace echar de menos a Cooper, fallecida hace unos cuantos años, y su obra. Con El Señor del Tiempo llegó una época en la que me flipé por la fantasía más que nunca.

    Saludos.

    • Sí, muy posiblemente «Infanta» sea el otro título destacado de la serie. Louise Cooper estaba sin duda entre los mejores escritores de fantasía de su generación. Una lástima lo prematuro de su fallecimiento, y también un poco inexplicable que cayera tan completamente «en desgracia» (arrastrada por el desprestigio de Timun Mas, sin duda). Seguro que entre su producción de sus últimos quince años hay títulos interesantes.

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