La etiqueta del champú

Existe un texto que, con pequeñas variaciones, ha procurado gratos momentos de esparcimiento a millones de lectores en todo el mundo. Se ha traducido a todos los idiomas, no conoce fronteras de género o clase social, ni mucho menos modas. Y si hablamos de «sentido de maravilla», lo ha mantenido intacto a través de la Edad de Oro, La New Wave, el Hard Neocampbelliano, el Cyberpunk, el singulitarismo y la hibridación con el mainstream. Todo ello en, quizás, un centenar de palabras bien escogidas, arcanas y melodiosas, casi como un anti-Necronomicón.

¿Quién no ha disfrutado del placer de la lectura durante el trámite diario del desalojo intestinal? ¿Y qué ocurre cuando te pilla el apretón de súbito, con el tiempo justo para llegar hasta el inodoro, privado de la posibilidad de escoger narración que llevarte a los ojos para distraer la mente mientras el cuerpo se ocupa casi por sí solo de cumplir con las funciones excretoras? Pues que entonces pillas lo que se encuentra más a mano y, aunque ya lo hayas releído cincuenta veces, no dejas de encontrar nuevas facetas de oculto significado en tan humilde producto literario? ¿Quién hubiera podido imaginar, que uno de los textos más fascinantes del último siglo surgiría de la fría maquinaria industrial de nuestra sociedad de consumo?

Y, sin embargo, es muy difícil encontrar reseñas de esta fascinante pieza. Como suele ser habitual, la crítica especializada ignora lo popular, como si no fuera digno de su atención. Pues para Rescepto merece un reconocimiento . Vaya pues, con nuestro agradecimiento, esta humilde guía para empezar a desentrañar el mensaje críptico que esconde la etiqueta del champú.

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A efectos prácticos, cualquier etiqueta serviría, pues con pequeñas (pero fascinantes) variaciones son indistinguibles unas de otras, pero por otorgar el mérito a quien corresponde indicaré que el objeto de este estudio es la etiqueta del Herbal Essences® Purificante, para cabello normal o graso, con extractos de romero, jazmín y flor de azahar, de Clairol.

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(Nota: Respeto el orden en que aparecen los compuestos en la etiqueta)

Aqua – ¿Por qué utilizar palabras anodinas como «agua» cuando puedes tirar del latín para utilizar la más poética «aqua»? Nuestro H2O de toda la vida, para servir de medio de disolución o emulsión.

Sodium Laureth Sulfate – Es un detertegente, o sustancia tensoactiva, formada por la unión de ácido sulfúrico, monododecil éster e iones sodio (procedente de una sal). En otras palabras, un éster sulfúrico con una cadena alquílica formada por doce atómos de carbono. Por su carácter anfipático, se utiliza para formar burbujas apolares en el interior del medio acuoso, capaces de aislar y retener la grasa (que no es soluble en agua). O, lo que es lo mismo, es el principal responsable de las propiedades higiénicas del champú. Por su naturaleza química, puede ser algo irritante al entrar en contacto con las mucosas del tracto digestivo o con los ojos.

Sodium Lauryl Sulfate – Otro tensoactivo, en este caso sulfato de sodio unido directamente a la cadena alquílica de doce átomos  de carbono. Su nombre más común es Sodium Dodecyl Sulfate o SDS (aunque lo de «lauryl», que es terminología antigua, suena mucho mejor), y es quizás el detergente más habitual en un laboratorio.

Cocamidopropyl Betaine – Es un tensoactivo de carga neta 0, elaborado a partir de aceite de coco. Deriva de la cocamida, una mezcla de amidas de ácidos grasos (la mitad de ellos de 12 átomos de carbono), y la trimetilglicina (una betaina, un grupo de moléculas naturales sin carga aisladas por primera vez en la remolacha o Beta vulgaris). Es un detergente de menor poder tensoactivo, pero no resulta irritante, por lo que en el caso de champús para niños es el compuesto principal. Además, proporciona muchas otras características deseables: es espesante (aumenta la viscosidad del producto, haciéndolo más manejable), anti-estático (evita que en el pelo se acumule electricidad estática), humectante (capta humedad del aire previniendo que el cabello se seque) y antibiótico (para evitar la proliferación de microorganismos).

Sodium Chloride – Sal común. Proporciona al medio iones sodio para estabilizar el resto de sales de sodio, como el SDS, lo cual espesa el producto.

Citric Acid – Es un ácido orgánico débil. Se utiliza para ajustar el pH del champú en torno a 5,5. Con esto se consiguen dos efectos. Por un lado hace que las escamas del pelo se compacten, confiriéndole lisura, por otro, sirve para evitar la proliferación de microorganismos. 

Sodium Citrate – Es un agente tamponador del pH. Mantiene al ácido cítrico disociado en su justa medida para evitar que el medio se acidifique en exceso.

Sodium Xylenesulfonate – Es un tensoactivo hidrotropo, es decir, ayuda a otros compuestos a disolverse en el agua. Se usa como espesante y para incluir en la mezcla compuestos de elevado peso molecular (todos esos que son inútiles para limpiar el pelo pero que ayudan a vender el producto, como los perfumes) que de otro modo no se mezclarían bien.

Parfum – Pues eso, la mezcla de aceites esenciales que le dan el olorcillo característico al champú. Se ve que queda más molón en francés.

Cocamide MEA – Mezcla de monoetanolamidas provenientes del coco. Agente espumante. Cuanta más espuma, mayor es la superficie de acción del champú.

Sodium Benzoate – Es un conservante que actúa bien en medio ácido. Evita la proliferación de microorganismos.

Tetrasodium EDTA – Etilendiaminotetraacetato de sodio. Es un agente quelante, que se ocupa de secuestrar los iones calcio y magnesio (que dificultan la acción de los detergentes), manteniéndolos en disolución (evitando así que se acumule un poso). Como nota curiosa, según la película «Blade» el EDTA hace explotar la sangre de los vampiros, así que ya sabéis otra forma de acabar con los malditos chupasangres: hacerles tragar champú.

Benzyl Alcohol – Es un precursor de muchos de los esteres de los detergentes y también posee una función bacterioestática.

Sodium Diethylenetriamine Pentamethylene Phosphonate – DTPMP.Nax para los amigos. Otro agente quelante que evita la formación de un poso indeseable en la suspensión de detergentes.

Butylphenyl Methylpropional – También conocido como aldehido p-tert-butil-alfa-metilhidrocinámico. Es un compuesto que confiere ese olor floral fresco que está presente también en las lociones de afeitado.

Hexyl Cinnamal – O hexil-cinamaldehido. Es un aditivo frecuente como perfume. Como es insoluble en agua, precisa de otros compuestos como el Sodium Xylenesulfonate para mezclarse bien.

Limonene – Es el terpeno cíclio responsable del fuerte aroma de los cítricos. Puede llegar a ser irritante para la piel y las vías respiratorias, sobre todo si se ha estado expuesto al producto puro.

Propylene Glycol – Es otro humectante.

Etidronic Acid – Sus funciones son actuar como agente quelante del calcio (de especial importancia en regiones con agua dura como el levante), que impide la acción de los detergentes, evitar la formación de radicales libres, estabilizador de la emulsión y control de la viscosidad.

Disodium EDTA-Copper – Es un aditivo de color azulado (clasificado como quelante).

Hydroxyisohexyl 2-Cyclohexene Carboxaldehyde – Fragancia conocida como Lyral que aporta olor a lilas. En los últimos años se está convirtiendo en un alérgeno emergente.

Citronellol – Monoterpenoide acíclico natural que se utiliza como agente perfumado.

Rosmarinus officinalis – Nombre científico del romero. Identifica algún aceite de esta planta que le confiere el aroma característico y se utiliza para conferir unicidad al aroma del champú (aunque suelen usarse en concentraciones tan bajas que el efecto es poco más que publicitario).

Jasminum officinale – Ídem para al jazmín.

Citrus Dulcis – Tres cuartos de lo mismo con respecto al naranjo (refiriéndose específicamente al aroma de la flor de azahar).

Methylchloroisothiazolinone – Conservante antibactericida y antifungicida.

Phenoxyethanol – Bactericida.

Cl 19140 – Tartracina. Colorante amarillo.

Methylisothiazolinone – MIT. Otro biocida. Hay algunos estudios in vitro que sugieren que podría ser neurotóxico, pero ninguno que lo relacione con problemas de salud (y menos con una exposición tan baja).

CI 60730 – Colorante violeta.

Methylparaben – Metil-éster de ácido p-hidroxibenzoico. Conservante antifúngico E218.

CI 15510 – Colorante naranja.

Ethylparaben – Etil-éster de ácido p-hidroxibenzoico. Conservante E214.

Butylparaben – Butil-éster de ácido p-hidroxibenzoico. Conservante antifúngico de origen mineral.

Propylparaben – Propil-éster de ácido p-hidroxibenzoico. Conservante E216.

Isobutylparaben – Otro hidroxibenzoato (menos habitual). Conservante.

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Aparte de estos compuestos. Otros champús pueden incluir acondicionadores como el palmitato de isopropilo, que actúa como suavizante de la piel, lubricantes como alcoholes de ácidos grasos de cadena larga o compuestos amónicos cuaternarios, aceites de silicona (para hacer brillar el pelo) y todo tipo de espesantes, humectantes, opacantes…

~ por Sergio en May 9, 2009.

8 respuestas to “La etiqueta del champú”

  1. jajaja, genial.

    Yo siempre me he preguntado por qué hacen esa mezcla hispano-anglo-franco-germano-latina en las composiciones de los productos de higiene (aqua, de hecho, viene de no traducir las etiquetas del alemán, aunque su origen es el latín).

    Y el asunto del EDTA y Blade tiene muchísimo jugo. El EDTA como agente quelante podría haberse utilizado mucho mejor en la película, ya que también «secuestra» los átomos de hierro con valencia +2 (ferroso), que son los que se utilizan en los cultivos vegetales hidropónicos o para crecer algas… y se encuentra en la hemoglobina de la sangre. Y eso podría haber resultado en una especie de anemia súbita para los vampiros (si nos permitimos ciertas licencias, claro está, pero tratándose de Blade, de perdidos al río). Sin embargo, en la película hacen alusión a las propiedades redox del EDTA, que también las tiene, aunque yo no diría que es un compuesto muy reactivo precisamente. Para eso es mejor el mismo citrato, y no digamos ya si hablamos de ditionito o de NADH o flavinas, por poner varios ejemplos de reductores fuertes. Y si lo que queremos es un oxidante fuerte, cualquier radical libre (el mismo agua oxigenada) podría haber funcionado en la película. Aunque claro, eso no provocaría esa explosión cárnica de la película. Y lo mismo valdría para un vampiro que para cualquier otro. Pero tampoco el EDTA funcionaría así, desde luego.

    En definitiva, la elección del EDTA para ser utilizado en Blade debe obedecer a algún misterio que quizá no convenga tratar de resolver, ya que, de hecho, lo más probable es que el guionista estuviera dándole vueltas al asunto y en ese momento le viniera un apretón.

  2. Supongo que era más sencillo hacer pronunciar a los actores (o les sonaba mejor) EDTA que NADH o FADH. Todo era cuestión de que la chica pareciera científica «de verdad» soltando algún que otro palabro. Pero ya que estaban… ¿Por qué no una sobrecarga energética a base de chute de ATP? ¿O inyectar en vena protrombina para que se les coagulara la sangre en las venas?

    Algo parecido (lo de coagulárseles la sangre en las venas del cerebro) debió pasarles a los guionistas de «Evolution» cuando decidieron matar a sus alienígenas con champú HS porque poseía selenio (1% de sulfuro de selenio).

    ¡La de guiones que se escriben en pleno apretón!

  3. q es bueno para el cabello

  4. Un post sobre el mismo tema. Gracias por servir de inspiración. http://ungritovagabundo.blogspot.com/2012/04/lectepa.html

  5. Buenos dias soy alergica metil-cloro-isotiazolinona y metil-isotiazolinona, me gustaria saber si una crema que contiene methylpropional tiene algo que ver

  6. Es interesante este tema.

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