Visiones 2007

Tras más de dos años de espera, por fin se publicó hace unos meses la antología «Visiones 2007». Llevábamos tanto tiempo sin Visiones que tal vez convenga hacer un poco de memoria sobre lo que representa.

Se trata de una recopilación de relatos inéditos auspiciada por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (anteriormente AEFCF), que inició su andadura en 1992. Desde entonces, con cadencia anual (salvo por una discontinuidad en 2003), viene ofreciendo a los lectores una muestra de la literatura fantástica que se viene produciendo en castellano. Los últimos años, sobre todo desde la instauración de la antología hermana Fabricantes de Sueños, ha ido decantándose hacia el descubrimiento e impulso de nuevos valores, actividad ésta tanto más necesaria cuanto que las opciones de publicar relatos y llegar con ellos un público significativo (unos pocos centenares, como mucho, pero algo es algo) son cada vez menores.

El empujoncito del Visiones es de una importancia crucial. Son muchos los autores que velaron armas en sus páginas. Sin ir más lejos, mi primer relato en papel fue publicado en el «Visiones 2005», y aquél fue el primer paso para conseguir la edición, dos años y medio después, de mi primera antología. Es por ello de lamentar el parón sufrido por los trece autores que conforman la selección (y que ha afectado también, de rebote, a los de las antologías de 2008 y 2009, que aún no han visto la luz aunque ya se esté trabajando en ello).

Quizás sea por esta lamentable circunstancia o quizás por lo difíciles que se han puesto las cosas para el relato, pero se da el caso que para muchos de los seleccionados el cuento del Visiones representa aún hoy su única incursión (tanto en papel como en electrónico) en la literatura fantástica. Del resto, en muy pocos casos puede afirmarse que estén más consolidados actualmente que en el momento en que enviaron el texto a consideración del seleccionador. A ver si la cosa cambia.

Pero bueno, dejémonos de preliminares y vayamos con la crítica del volumen.

Abre fuego Iván Olmedo con «Busgosu», un relato de fantasía que busca imprimir un giro filosófico a uno de los lugares comunes del subgénero épico: el enfrentamiento entre hombres y una salvaje raza aparentemente subhumana. No está mal ambientado, pero en su primer tramo abraza demasiado el tópico y en su segundo y último deja que la Idea se imponga a la trama, forzando la reflexión antes que suscitándola. El problema de abordar los grandes temas es que los escritores llevan milenios haciéndolo y, aunque resulten atractivos, aportar algo significativo en estos campos es muy, muy difícil. Eso sí, por ambición que no quede.

Héctor Gómez propone con «Haces de plata» un cuento en el sentido clásico del término. Una narración breve, con tintes poéticos, cuya fuerza se diluye un poco por un final anticlimático. La historia fluye unidireccionalmente, sin acabar de atar los conceptos que presenta. De todas formas, su formato le permite soslayar esta circunstancia y ofrecer una estampa bien dibujada (que no acaba de explotar su potencial).

Con «Blasco de Garay» Ángel López Esteve nos ofrece el relato que menos tiene de fantástico de toda la antología. De hecho, se trata de la ficcionalización de un experimento marino que efectivamente llevó a cabo el susodicho capitán en 1543 ante el rey Carlos III, reservando la faceta especulativa a ciertas reflexiones ucrónicas a que se entregan tanto Blasco como el tesorero real. Las extrapolaciones de ambos personajes resultan demasiado acertadas para ser creíbles, y tal vez el conjunto carezca de la complejidad que esperamos de la realidad (demasiado breve, en mi opinión, para entrar en suficiente detalle), pero la ambientación resulta interesante.

Llega el que para mí es el texto más interesante de este Visiones, «Haderas» de Enrique Garcés. Hay cuentos satisfactorios por sí mismos y otros que, además, te despiertan la curiosidad por conocer más de la realidad que describen; éste es uno de ellos. Una mezcla curiosa entre ciencia ficción y magia (o quizás al revés), que, sorprendentemente, funciona a la perfección, con algunas ideas muy interesantes sobre la importancia de la sugestión y la organización social imperante, así como los toques cómicos necesarios para dotar al conjunto del «sabor» correcto. Un texto muy notable.

«Un puntito oscuro entre los cuatro mares» es la aportación de Carlos Suchowolski a la antología. Se trata de un cuento que aprovecha una visión idealizada y quizás un poco surrealista de la cultura china para ofrecer un texto que destaca sobre todo por su excelente acabado formal. Personalmente, prefiero tramas algo más «rígidas» (es decir, en las que la secuencia de acontecimientos siga una lógica interna más estricta). En cualquier caso, se nota la veteranía del autor en una prosa detallista.

Mª Isabel Rodríguez Ballesteros aporta otro relato breve con «Petit bon age», un retrato tremendamente atmosférico sobre una sacerdotisa vudú en Nueva Orleans (y con zombies de los clásicos, no la variante devora-cerebros que está actualmente de moda). Un poco simplón en su desarrollo, aunque compensa con creces gracias a sus evocadoras descripciones.

Felicidad Martínez propone con «Maldito» un texto que bebe tanto de la novela negra como del cómic estilo Hellblazer, con una historia en la que el elemento sobrenatural va subiendo poco a poco de intensidad, desde encontrarse ausente al principio hasta dominarlo todo al final. La ambientación es muy poderosa y adopta a la perfección el estilo, pero la trama resulta un tanto confusa (los personajes se pasan todo el cuento mintiendo como bellacos… ¿o no?). Al final resulta difícil precisar qué ha pasado y acabas con ganas de que alguien ponga en claro unos cuantos conceptos.

«Lidia y los hombres feos», de Ramón San Miguel Coca, aporta clasicismo al Visiones, aunque con truco, pues si bien la trama no puede ser más pulp, la narración está hábilmente fraccionada, conduciendo el relato a un ritmo envidiable hasta su conclusión, con homenaje incluido. Sin entrar en complejidades excesivas, logra ensamblar todos sus componentes en las proporciones justas. Una lectura muy satisfcatoria.

Cambiando radicalmente de registro, «Aísa», de Yasmina Romero Morales, aborda una fantasía cotidiana. Intenta insuflar un poco de magia a una situación corriente, pero no acaba de transmitir esa sensación de maravilla, ni tampoco cierra su argumentación. Si a esto se le añaden ciertos problemas formales, configura una de las aportaciones más flojas de la antología.

Carlos Francisco Márquez propone con «El viaje de don Senén» un texto que presenta ciertos paralelismos con el texto de Ángel López. Se trata de fantasía histórica, ambientada en la España de 1765, con el enfrentamiento entre Carlos III y los jesuítas de telón de fondo.  El ambiente histórico está conseguido, tanto desde un punto de vista contextual como estilístico, y el personaje de don Senén muy bien dibujado, pero a la resolución le falta un poco de fuerza.

El autor más bregado de la antología es José Carlos Canalda, con docenas de relatos publicados en medios de lo más diverso. «Todo es según el color…» resulta un texto característico de su producción, un relato de ciencia ficción con resonancias asimovianas sobre universos paralelos. Va desarrollándose con agilidad hasta llegar a la explicación, un poco farragosa y recurriendo a un recurso poco elaborado. La conclusión, un pequeño chiste, desentona un tanto del conjunto, disminuyendo su impacto.

«Rebeca» de Francisco Javier López-Reina opta por un enfoque intimista al narrar las tribulaciones de la homónima protagonista. Sin duda pretende apelar a las emociones, pero el enfoque, excesivamente simplista, lastra la narración. Si bien la resolución presenta una imagen poderosa, la psicología de los personajes es demasiado forzada, lo cual le resta mucha fuerza.

Concluye el volumen con «Una escena matrimonial del todo insólita», de Paul van Zeel, una narración meticulosa y obsesiva, demasiado estructurada quizás para el tema que trata. Me da la impresión de que la dosificación de la información no termina de funcionar, lo cual afecta al ritmo y, en definitiva a mi apreciación final del texto.

La selección corrió a cargo de Antonio Rivas, mientras que la magnífica ilustración de portada es obra de Pablo Uría.

Otras opiniones:

Otros libros de la AEFCFT reseñados en Rescepto:

~ por Sergio en diciembre 22, 2009.

7 respuestas to “Visiones 2007”

  1. Muy bien, hace falta que se difunda la creación de autores hispanos. Ojalá nomás que las antologías «Visiones» y otras tuvieran difusión en nuestro ámbito de 500 millones en español (¿la impresión por demanda podría ser la solución?)

  2. No lo sé. No parece que esté avanzando como modelo de comercialización directa, aunque a la larga será el único sistema de producción en papel (para los casos especiales, cuando el grueso de la industria se pase al formato electrónico). Por ahora, sólo está teniendo cierto impacto en la dinámica de gestión de las tiradas (sobre todo con microtiradas).

    La alternativa, a día de hoy, sería que el mercado hispanohablante dispusiera de vías de comercialización electrónica equivalentes a Amazon en el mercado anglosajón. Porque tal y como están las cosas, enviar un libro de España a Hispanoamérica (o a la inversa) encarece el producto hasta extremos insostenibles.

    Me temo que todo este potencial no se explotará de verdad hasta que el libro electrónico vuelva irrelevante las cuestiones de fronteras y distancia, pero para ello aún tiene que surgir un modelo económico que permita financiar la producción (vamos, que los escritores cobren por su trabajo y los editores por desempeñar las funciones que les reserve la nueva realidad editorial).

  3. Muchas gracias. Un saludo afectuoso.

  4. Gracias por la reseña (y por el enlace a la mía). Yo he de reconocer que al leer de nuevo mi cuento al cabo de más de dos años también he pensado que había algunas cosas a las que podía haberles sacado más jugo.
    Sobre los problemas del Visiones a mí más que la tardanza me prepocupa la escasísima distribución que van a tener estos volumenes. Eso si que es un problema para los que damos el salto con estos Visiones.

  5. De nada, Carlos.

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    Sí, Héctor, la limitada tirada es de lamentar. Ha pillado en un momento muy delicado de la asociación (que ha estado a paso y medio de irse al garete). Habrá que ver si es posible arreglarlo un poquito. En cualquier caso, a una mala ya supone una publicación comercial (con su ISBN y todo), que nunca sobra en el currículo; y cuanto menos se distribuye a los socios, entre los que se cuentan varios editores, faneditores, críticos… Con lo mal que están las cosas últimamente, supone un buen peldaño para seguir progresando.

  6. Hola Sergio. Tu reseña, y lo que en ella dices de mi cuento me ha alegrado los duros dias de la convención de empresa que acabamos de tener. ¡Gracias mil!

  7. Para eso está Rescepto, para alegrar duros días de convención de empresa. Faltaría más.

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